Julio González

Entre los hechos curiosos que han sucedido en la historia de la disputa de los títulos europeos, hoy queremos recordar lo que ocurrió hace 36 años, el 6 de noviembre de 1982, con la disputa del título europeo del peso superpluma. Roberto Castañón se coronó campeón de Europa al derrotar por abandono en el 9º asalto al francés Daniel Londas. El título estaba vacante.

El desenlace polémico de la pelea se produjo en el noveno round. En este asalto el francés cayo dos veces, en la segunda caída, después de la cuenta de protección, el árbitro belga Edmund Menlenberg ordenó continuar la contienda y entonces desde la esquina del púgil francés salió la toalla en señal de abandono, parando el árbitro la pelea. Pero la esquina de Londas protestó manifestando que había sido un espectador el que había arrojado la toalla al ring.

Aclarado todo el tema, el árbitro mandó continuar el combate, pero entonces Daniel Londas se negó a seguir y el árbitro después de unos minutos de confusión decretó el abandono del púgil francés.

La pelea en los dos primeros asaltos fue de dominio del púgil leonés, que salió decidido a terminar el combate cuanto antes. En el tercero, Castañón conectó un golpe de izquierda claro a la mandíbula que el francés sintió. En el quinto asalto Castañón castigó el hígado de Londas con golpes muy efectivos y en el siguiente el árbitro amonestó al francés por entrar repetidamente con la cabeza, y fue justamente el mejor asalto de Londas que consiguió hacer sangrar al leonés por la nariz debido a los golpes aislados que conectó. Pero el sexto asalto fue un martirio para Londas que cayó por primera vez y encima el árbitro le volvía a amonestar por entrar con la cabeza.
En el séptimo y octavo el francés empezó a acusar los golpes recibidos a pesar de que se movió bien.
En el siguiente asalto fue donde se produjo el relato contado y la decisión final. En este asalto mediada la pelea una magnifica derecha derribó por primera vez al francés que luego volvería a caer.

El combate se celebró en el Palacio de Deportes de León y asistieron unas 4.500 personas. Al final, el delegado de la Federación Francesa, el señor Baldeyrou, manifestó que el árbitro se había precipitado. Por su parte, el púgil manifestó que le había hecho un gesto de desaprobación al árbitro, no de abandono y pidió una pelea de revancha.

Lo cierto es que la EBU ratificaría el triunfo de Castañón y le reconocería como campeón de Europa del peso superpluma.
El leonés no tuvo culpa, y el fanático que tiró la toalla esperando beneficiar a su paisano, lo que hizo fue perjudicarlo, aunque el triunfo de nuestro campeón ya estaba maduro.