Antonio Salgado Pérez
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Madrid.-7 de junio de 1974.José Durán conquista el título de Europa de los pesos superwélter al vencer por puntos, en quince asaltos, al francés Jacques Kechichian.
El marsellés Jacques Kechichian se presentaba en el Palacio de Deportes de Madrid con idéntico número de años como de combates profesionales, 36. Ha tenido rivales de postín, como el excampeón del mundo Emile Griffith. En el año 1972, y en Barcelona, se enfrentó al catalán José Hernández, en pos del título continental de los superwélter, fajín que siguió ostentando el español tras el match nulo emitido por los jueces. Después, y con suerte adversa, Jacques siguió optando a idéntico titulación ante Juan Carlos Durán, que luego, en el desquite, le cedió la presea a Kechichian, que de este modo se convertía en líder continental de los superwélter ( 7.4.1973). Su corona la revalidó, en Viena, ante Johan Orsolics, un viejo conocido de la afición tinerfeña por su doble confrontación con el paisano Juan Albornoz Hernández “Sombrita”. Y ahora, en Madrid, a Jacques le esperaba el local José Durán Pérez, de 29 años y 58 combates en el terreno de “bolsas”.
Durán ha ganado el título español, que se encontraba vacante, ante el norteño José María Madrazo, también conocido en Tenerife, al que derrotó, por puntos, en doce asaltos, teniendo como escenario la Plaza de Toros Monumental de Barcelona (8.1.1972) . Y retuvo tal cinturón, ante el mismo antagonista, en Burgos, en el verano del 73.
En el combate entre José Durán y Kechichian donde éste ponía en juego su título de Europa hubo, a nuestro entender, una tónica que predominó por encima de todo: una evidente nivelación de fuerzas.
Si el combate se hubiera celebrado en el Japón, el resultado hubiese sido el de tablas; y si hubiese tenido como marco París, a estas alturas Jacques seguiría siendo líder continental; pero como se celebró en Madrid, Durán es el actual campeón. Nos causó cierta extrañeza que el trío de jueces no solo diera vencedor, de forma unánime, al español, sino que lo hiciera de una forma tan pródiga.
Hemos de reconocer las formidables condiciones físicas del francés a pesar de sus treinta y seis años. Jamás dio un paso atrás; es más, en muchas ocasiones iniciabas las hostilidades a pesar de su condición de campeón, que tenía que “esperar a que el aspirante viniese a buscar el título”…Durán lució tanta técnica como apatía en determinados momentos de la contienda. Fue, en definitiva, un combate de una caballerosidad y “fair play” digna de todo elogio .No podemos soslayar la excelente forma física del español, que torturado desde el primer momento con golpes a los planos medios, no tuvo un instante de desfallecimiento, virtud que le sirvió para mover unas piernas que cuando lograba el centro del ring, “la parcela de los grandes campeones”, mostraba cierto dominio ante un estupendo rival que, bajo el prisma de muchos aficionados , no había perdido el combate.