Valeriano Moreno
Si echamos la vista atrás, allá por verano de 2013, se nos viene a la cabeza aquel excepcional combate-debut de Kiko Martínez en Estados Unidos. Su rival de entonces, el colombiano Jhonatan “el Momo” Romero, acabó convertido aquella noche, contra todo pronóstico y para nuestro júbilo, en víctima propiciatoria de “La Sensación”. Kiko llegó, vio y venció, para volver coronado como el duodécimo español campeón del mundo.
Para los espectadores de aquella noche, la hazaña de Kiko nos pareció hasta fácil, pero el escenario a priori no era nada alentador. Romero llegó como campeón invicto, con más rodaje en USA y diez centímetros más de estatura -1,75 de Romero por 1,65 de Kiko-. Pero… ay amigo, no, no sólo de estadísticas y antropometría está hecho el boxeo. Y el estado de convencimiento y claridad mental que demostró Kiko en la entrevista previa al combate, resultó a la postre, esclarecedor. Kiko salió lanzado y conectó. Y Romero equivocó la estrategia: se quedó demasiado cerca. Sólo sacó ese arte de boxear hacia atrás con esa movilidad y velocidad que tanto pueden complicar a cualquiera, cuando ya estaba demasiado lastrado por las bombas de Kiko.
Romero llegó invicto a la cita –de hecho, es la única derrota que se cuenta en su palmarés a día de hoy (28-1-0) – y continúa peleando por escalar a la élite de la que este combate le alejó. Desde aquel momento, Kiko ha seguido un camino diferente: tres defensas mundiales, incluida la revancha contra Frampton, y hasta una derrota entre sorpresiva y extraña ante Quigg, después de dominar con claridad el inicio de combate.
Hoy, Kiko tiene la ocasión de volver a reinar, esta vez, en el peso pluma. De volver a escribir su nombre con letras de oro en la historia mundial de este deporte y convertirse en el único campeón mundial español en dos pesos diferentes, junto al mítico “Lince” Javier Castillejo.
El rival para la ocasión: el “Terremoto” mexicano Leo Santa Cruz. Campeón en tres categorías diferentes, invicto y una de los niños de oro de la industria boxística en su país. ¿Qué mejor proeza que retornar a lo más alto en un escenario así? Pero, ¿son reales las opciones de Kiko?, ¿puede ser el peso el factor definitivo?
Nuestro campeón ya está concentrado en Canarias, a las órdenes del que fuera nombrado entrenador del año en 2010, “el instructor”, Gabriel Sarmiento. El próximo 27 de febrero, resolveremos el enigma, pero lo que no deja sombra de dudas, es la profesionalidad y la dedicación de la que hará gala Kiko; que lo dará todo una vez más, para alcanzar la gloria, y aupar nuevamente el deporte español y su carrera a lo más alto.