Daniel Pi
@Bastionboxeo

En agosto de 2015, cuando buscaba su decimocuarta defensa como campeón mundial WBO del peso crucero en su debut en Estados Unidos, Marco Huck (40-3-1, 27 KO) sufrió una derrota por KO en el undécimo asalto ante Krzysztof Glowacki, en el que para muchos fue uno de los mejores combates de aquella temporada. A pesar de que el encuentro resultó espectacular, el tropiezo fue decisivo para frenar el despegue en suelo americano de Huck, todo ello a la vez que se truncaba su objetivo de lograr un récord de defensas y caía ante un rival infravalorado.

Veinte meses más tarde, el alemán de origen serbio se ha reconstruido con dos victorias importantes: una sellando su competencia con Ola Afolabi, derrotándolo por abandono en el cuarto enfrentamiento entre ambos, y la otra batiendo convincentemente al duro Dmytro Kucher, que llegaba de proclamarse campeón EBU en un sólo asalto (venciendo al excampeón mundial Enzo Maccarinelli) y ante quien ofreció una de sus mejores actuaciones de los últimos años.

Si bien por su renombre y por su buen momento actual hay muchos que consideran que Huck se hará con el triunfo, en realidad el favorito en el combate de este sábado será el formidable Mairis Briedis (21-0, 18 KO), un boxeador invicto que ha puesto de manifiesto de forma innegable que es uno de los mejores púgiles del peso crucero gracias a las grandes dosis de potencia y técnica que combina junto a un preciso control táctico y de la distancia.

Hasta el mismo mes de agosto de 2015 en el que se produjo el Huck-Glowacki, Briedis era un desconocido para la mayoría de críticos y aficionados, aunque al aceptar un reto enorme logró catapultar su carrera y demostrar su valía. Desplazándose a Rusia, no habiendo tenido demasiado tiempo para prepararse, combatiendo en el peso pesado y ante un exretador mundial, Briedis se enfrentó a Manuel Charr, que le superaba en 14 kg de peso. Aun así, el letón ofreció un perfecto boxeo móvil que desarboló totalmente a Charr, al que noqueó brutalmente en el quinto asalto.

Por ello, la cotización de Briedis se disparó y fueron muchos los que desearon ver más de este genial púgil, que no decepcionó en sus siguientes combates, logrando arrollar en dos asaltos al fogueado Danie Venter y superar por nocaut técnico en nueve rounds al peligrosísimo Olanrewaju Durodola, consolidándose así como una de las principales figuras de la división.

Teniendo en cuenta los méritos de ambos, el perfecto estado de forma por el que pasan y que son dos pegadores que generan emocionantes peleas, no cabe duda de que los asistentes al Westfallenhalle (con capacidad para 16.500 personas) de Dortmund, Alemania, podrán disfrutar de un gran campeonato mundial WBC del peso crucero, del cual surgirá un nuevo monarca que sucederá al desposeído Tony Bellew.

Respecto al desarrollo del combate, es probable que Briedis, como hizo ante Charr y Durodola, intente usar su agilidad de piernas para hacerse espacios, contragolpear de forma astuta y utilizar su infinita variedad de recursos para reconducir el previsible empuje del aguerrido Huck. Si el visitante se muestra constante en su dinamismo y acertado en la elección de los ataques, probablemente pueda neutralizar a su rival e incluso buscar sentenciar el combate a largo plazo. De todos modos, Huck es un púgil resistente y fuerte que sabe usar muy bien sus contundentes series de curvos para, boxeando además como local, convencer a los jueces, por lo que la victoria a los puntos de Briedis no será sencilla ni su destreza en la defensa dinámica le asegura no pasar por dificultades en el combate en la distancia media-corta que buscará el exmonarca.

Tanto Huck como Briedis han superado la báscula sin complicaciones, dando ambos un idéntico 90,500 kg, por debajo del límite del peso crucero de 90,700 kg.