Daniel Pi
@BastionBoxeo
Foto: Ed Diller/DiBella Entertainment

En el que debería haber sido el duelo estelar del evento disputado en el Barclays Center de Nueva York (Estados Unidos) en lugar del combate de apertura de la retransmisión de Showtime, el campeón mundial IBF del peso superwélter Jarrett Hurd (21-0, 15 KO) cumplió con su pretensión de ser el primero en derrotar antes del límite al excampeón Austin Trout (30-4, 17 KO), al que se impuso en el décimo asalto de un sensacional combate en el que “No Doubt” ofreció una excelente primera mitad pero cedió en la segunda.

Como podía esperarse, Trout optó por seguir la táctica utilizada por Tony Harrison, manteniéndose muy móvil cercano a las cuerdas y usando tanto sus afiladas combinaciones de directos como sus precisos contraataques con golpes curvos, planteamiento estratégico que tuvo grandes resultados, ya que en el primer tramo del choque Hurd estuvo claramente por detrás. Su presión volvió a ser inefectiva y su frecuencia de golpeo escasa, aspecto este último que quizás pudo ser deliberado en previsión de una intensificación ofensiva cuando su oponente, falto de rodaje, disminuyese su ritmo.

En cualquier caso, mientras Trout tuvo energías sus plásticos cambios de línea sucedidos o precedidos por claros directos zurdos, uppercuts diestros o ganchos de ambas manos se impusieron, dejando momentos de excelente boxeo a la vez que Hurd se contentaba con ir anotando directos y ganchos al cuerpo y eventuales golpes de poder al rostro a la espera de que llegase el momento de dar la vuelta al combate, ocasión que llegó en torno al ecuador.
Primeramente, por una perdida de movilidad del retador, los rounds se volvieron más igualados y los intercambios de golpes se tornaron más habituales y fieros sin que, sorprendentemente, Trout cediese ante la potencia de un “Swift” Hurd que no sólo era bastante más alto y tenía más alcance sino que parecía pertenecer a una división superior. Pero posteriormente, como era inevitable, el exmonarca empezó a verse mermado por el trabajo de Hurd que, desde el séptimo round, y a pesar de padecer un corte en su ceja izquierda causado por un choque de cabezas, comenzó a estremecer repetidas veces al aspirante con sus fortísimos directos.

Demostrando una gran preparación física y un compromiso total con la victoria, Trout siguió intentando tanto desplazarse y contraatacar como intercambiar golpes, destellos de valentía que no pudieron evitar que Hurd, que no se preocupaba en absoluto por los golpes recibidos, siguiese llegando con potentes directos y ganchos que ya en el octavo asalto estuvieron a punto de materializarse en un knockdown. Sea como sea, y aunque la pelea se prolongaría dos rounds más en los que Trout continuó haciendo todo lo que pudo, finalmente, después de un décimo round en que presentaba una gran inflamación en su ojo derecho, el médico aconsejó detener el encuentro, como efectivamente se hizo.

Nuevamente, no fue la actuación de Hurd un ejemplo de sus mayores virtudes, no ofreciendo el orden y la calidad técnica de sus peleas ante Frank Galarza u Óscar Molina, pero, ante un oponente con mucho renombre y que había estado a un paso de derrotar a Jermall Charlo en su última subida a un ring, impuso su encaje, su tenacidad, su paciencia y su metódico trabajo para conseguir su séptimo triunfo consecutivo antes del límite. Por ello, aunque la falta de fineza de sus actuaciones recientes y sus malas primeras mitades le supondrán considerables críticas y será visto por muchos púgiles como un campeón perfectamente batible, sobre el ring Hurd es, sin ser el mejor boxeador, uno de los púgiles más peligrosos de la categoría en la actualidad por su combinación de potencia y resistencia, su continuidad ofensiva y su muchas veces imperceptible pero imparable capacidad de desgaste.