Daniel Pi
@BastionBoxeo
En el combate estelar de la velada de ShoBox: The New Generation, disputada en el Turning Stone Resort & Casino de Verona (Estados Unidos), la monarca WBC e IBF del peso supermedio Claressa Shields (5-0, 2 KO) (a la izquierda en la foto) retuvo sus coronas con una amplia victoria por decisión unánime sobre la aspirante Tori Nelson (17-1-3, 2 KO), que sólo a base de experiencia, encaje y voluntad evitó el nocaut pretendido por la doble oro olímpico. Las cartulinas fueron de triple 100-90, y en ellas no hay ni un ápice de exageración.
Si algo mostró en la pugna Shields fue versatilidad, dado que combatió con iniciativa y sin ella, en el centro del ring o en las cuerdas, desde la distancia larga o en intercambios en corta. En cualquier caso, su precisión, técnica y potencia siempre marcaron claramente la diferencia.
En el inicio Nelson optó por la movilidad, haciendo fallar bastantes manos a la monarca, si bien ésta anotó duros ganchos zurdos que desestabilizaron a la retadora. De entre los desordenados cruces de golpes del comienzo, Shields fue progresando hacia un boxeo mucho más efectivo, en el que a su fortísimo hook de mano adelantada se unió el doble jab. Entonces, llegada la pugna al tercer round, el entrenador de Nelson le indicó a su púgil que estaba respetando demasiado a su rival, incitándola a presionar, cosa que cumplió pero sin resultados positivos. Y es que, estando Shields de espaldas al ensogado, Nelson erró muchos puños y conectó otros sin ninguna potencia, mientras que la campeona bajó las manos, realizó espléndidas esquivas y encontró facilidades para conectar curvos, aislados o en combinación, pasando posteriormente a una contraofensiva con su directo.
En el ecuador de la contienda Shields realizó una agresiva ofensiva, llegando con duros uno-dos que movieron nuevamente a su contrincante y le obligaron a correr, entrando el enfrentamiento en una fase en la que la doble titular se obsesionó con la búsqueda del nocaut. Así, en ocasiones se arrojó precipitadamente al ataque y en otras permaneció estática al acecho del fallo de Nelson, hasta que finalmente se frustró por no conseguir romper la resistencia de su adversaria o por no conectar tantos golpes de poder como le hubiese gustado. Sea como sea, sus uno-dos, sus ganchos enlazados y demás golpes de su repertorio continuaron llegando de forma habitual y no dejaron lugar a la duda sobre quién se imponía en cada asalto hasta la conclusión, que llegó tras un último avance de Nelson no respaldado adecuadamente con sus puños.
Sin cuestionar los problemas de visado que llevaron a la campeona mundial WBC y WBO del peso medio Christina Hammer a cancelar su participación en esta velada, ya que quizás pudieron hacer imposible que pudiese participar en la ceremonia de pesaje, el hecho es que estos no le impidieron acudir a visualizar el encuentro como espectadora, lo que le puso las cosas fáciles a Shields para provocarla en la entrevista posterior al choque ante Nelson: “En lo que se refiere a pelear conmigo, creo que está bastante asustada, para ser sincera. Ni siquiera apareció aquí para luchar. Se suponía que iba a pelear hoy, en el respaldo. Ella no quiere que la vea [combatir]. Está más preocupada por mí que yo por ella. Voy a patearle el culo a Hammer”.
Para saber si sus previsiones se cumplirán o no, por suerte, no habrá que aguardar demasiado, puesto que se espera que, después de una aparición de ambas boxeadoras en un mismo evento pero en choques separados en abril, en verano Shields y Hammer se vean las caras finalmente. En preparación para esto, y no quedándole a penas peleas interesantes en la división del peso supermedio, Shields ha anunciado que a partir de ahora militará en el peso medio, donde, más allá de la adaptación necesaria para su choque ante Hammer y la posibilidad de reinar en dos categorías, encontrará algunos retos más. Asimismo, ha afirmado que empezará a tantear la posibilidad de descender al peso superwélter para hacer posible un futuro duelo con la campeona indiscutible del peso wélter, y para muchos número 1 de todos los pesos, Cecilia Braekhus.