Daniel Pi
@BastionBoxeo

¿Es este uno de los mejores combates del peso pesado en suelo estadounidense de lo que llevamos de siglo o es sólo una pelea destinada a inflar el récord del titular mundial? Entre estas dos posturas tan radicalmente diferentes oscila la percepción del choque que disputarán este sábado en el Barclays Center de Nueva York (Estados Unidos) el monarca WBC del peso pesado Deontay Wilder (39-0, 38 KO) y el retador Luis Ortiz (28-0, 24 KO), pareciendo que son pocos los que quedan indiferentes por este enfrentamiento que es visto como la prueba de fuego definitiva a la valía de “The Bronze Bomber”.

Y es que en el récord del estadounidense como campeón no figura hasta el momento el nombre de ninguno de los más insignes top 15 de la división, sino una mezcla de púgiles venidos a menos, como Stiverne y Arreola, semidesonocidos a los que puso en el mapa boxístico al seleccionarlos, como Duhaupas y Molina, y boxeadores de apreciable nivel pero que han sucumbido cada vez que se han medido a un rival del top 15, como Szpilka y Washington. Con todo, a pesar de que muchos creían que estos púgiles eran indignos de la oportunidad mundialista y se esperaba que fuesen arrollados, en ocasiones Wilder padeció mayores dificultades de las esperadas y en otras directamente su actuación fue mala hasta que su potencia de golpeo le sacó del entuerto.

Es en este punto, en el que los propios aficionados de su país no toleran ya más defensas asequibles de su parte, que le llega la oportunidad de medirse a él a un Luis Ortiz que es considerado como uno de los tres mejores aspirantes del peso máximo en la actualidad por su excelente técnica combinada con una potencia inconmensurable, cualidades que tuvieron su máxima expresión en su fenomenal triunfo sobre Bryant Jennings.

Consciente de que ha llegado el momento de la verdad, la hora de disipar de una vez por todas las dudas sobre dónde está realmente su nivel, Wilder señala: “Soy el mejor del mundo. Lo llevo diciendo durante años. Aquí ha llegado un gran test. Es una pelea que los aficionados han estado esperando y voy a pasar esta prueba con un gran éxito”.

Teniendo en cuenta este objetivo del combate y el enorme peligro de Ortiz, tanto los seguidores como los detractores de Wilder miran a esta pelea con enorme expectación, siendo muy grande el interés que despierta también en los que siguen más de cerca la división del peso completo, todavía falta de peleas relevantes a pesar de la mejora en su situación, y para los estadounidenses, que llevan mucho tiempo sin ver que uno de sus compatriotas centra la atención boxística con un esperadísimo cruce en la categoría sin límite de peso.

Con todo, no todos piensan que el enfrentamiento vaya a ser tan decisivo o uno de los mejores encuentros de la temporada. Los más acérrimos defensores de Wilder no creen que deba demostrar nada, ya que consideran que es un excelente campeón por sus continuas y espectaculares victorias por nocaut y su incontenible pegada, de modo que valoran el enfrentamiento ante Ortiz, a pesar de su peligro, como la mera certificación de sus cualidades. Por otro lado, desde el sector de los más críticos con el monarca se duda del estado de forma que “King Kong” pueda presentar, ya que ante Tony Thompson, Malik Scott y David Allen su imagen no salió nada fortalecida, no ayudando tampoco que se hiciese público que Ortiz tomaba medicación para controlar su elevada presión arterial, sustancia no declarada oficialmente que provocó el segundo positivo en control antidopaje de su carrera.

Además, que se haya dado a conocer dicho problema de salud ha hecho rebrotar un debate que durante varios años ha rodeado a Ortiz, dado que hay sospechas de que cuando ejecutaba su carrera amateur se mintió sobre su edad real para tener ventaja en campeonatos cadete y junior, llegándose a afirmar que actualmente en lugar de los 38 años que dice tener está bien entrado en los 40. Al respecto, superando el ámbito de los aficionados, varios expertos han hablado del tema, incluso se ha pronunciado uno de los más célebres comentaristas estadounidenses, Al Bernstein, que concluyó su opinión diciendo: “Ni siquiera sabemos qué edad tiene realmente”.

Así, mientras unos creen que el peso pesado vivirá con este duelo uno de los enfrentamientos de mejor calidad desde antes de la época pre-Klitschko, otros sólo ven un duelo en el que un púgil de escasa técnica tratará de superar a un rival que debería estar retirado y que no ofrecerá realmente un combate a la altura.

En cualquier caso, son más numerosos los que ven con buenos ojos este cruce y los creen que será un punto de inflexión, para bien o para mal, en la carrera de Wilder, que con un triunfo contundente ante un boxeador de la talla de Ortiz aumentaría su crédito de forma crucial, haciendo verdaderamente valiosa una unificación de cinturones ante Anthony Joshua y nivelando la balanza entre ambos, a pesar de lo que cree el fanfarrón campeón WBC: “No quiero que nadie cambie su predicción respecto a mí contra Joshua después de lo que verán el sábado. Voy a seguir demostrando a la gente que se equivoca, como siempre he hecho. Estoy listo para cualquiera. Anthony Joshua a penas menciona mi nombre. Bien, estoy aquí y estoy listo para él”.

Por lo que se refiere al desarrollo de la pugna, Wilder dejó muy claro cuál sería el espejo en el que basar su estrategia: “El estilo de Malik [Scott] fue complicado para Ortiz. Malik fue móvil. A Ortiz no le gusta que nadie sea móvil. No le gusta que usen ángulos, que se muevan, que sean atléticos”. De todos modos, no parece que Scott sea el modelo a seguir, ya que su actuación realmente fue nefasta, limitándose a sobrevivir corriendo el ring a la desesperada y anotando en doce rounds sólo unas cuarenta manos, de las cuales casi ninguna fue de poder, todo ello sin evitar padecer tres knockdowns.

Siendo más alto y más veloz tanto de piernas como de manos, Wilder podría intentar, con una cesión de la iniciativa, encontrar la manera de anotar sus directos sin exponerse ante un Ortiz que recientemente se ha mostrado bastante incapaz de generar una presión efectiva o de mantener un elevado ritmo combativo. Por otro lado, Wilder no es un prodigio de la técnica, más bien lo opuesto, y su defensa ni siquiera llega a ser mediocre, de modo que si deja desplegar su boxeo en larga al aspirante, netamente superior en cuanto a habilidad y que es también un buen contragolpeador, podría verse en un combate muy complicado.

De todas formas, la gran cuestión no reside en si una estrategia será más adecuada que otra, sino en qué versión de sí mismo podrá ofrecer Ortiz, aunque en los entrenamientos públicos pareció ágil y está totalmente convencido de su triunfo: “Estoy ansioso. Estoy listo para entrar al ring. Ha sido una larga espera, pero ya es casi la hora de pelear. Estoy aquí para ganar el título mundial del peso pesado. Va a ser grande lograr esta victoria el sábado, tanto por mí como por el boxeo cubano. Esto es lo que me hace feliz y me emociona. Todo habrá valido la pena este sábado”.

Aun así, el nivel mostrado ante Jennings no ha vuelto a aparecer, siendo muy pobre su imagen dada ante Thompson, haciendo pensar a muchos que su momento ha pasado ya, cosa que se ve agravada por el hecho de que sólo ha subido al ring una vez en los últimos catorce meses para un sencillo combate de rodaje. Es todo ello lo que motiva que Wilder, a pesar de las durísimas críticas recibidas, parta como favorito con algo de margen ante un boxeador en teoría superior, ya que su menor edad y su buen estado de forma parecen ser ventajas decisivas. Pese a ello, si Ortiz pudiese sobreponerse a las dificultades y volver a combatir al nivel correcto en la mayor pelea de su trayectoria, su precisión y contundencia deberían ser demasiado para un púgil que descuida totalmente su guardia, que se sobreexpone al ataque y que no cuenta con el mejor de los encajes.

En cuanto al paso por la romana, Wilder la paró en 97,400 kg, el peso más bajo que ha dado dese su tercera pelea como profesional en 2009, mientras que Ortiz lo hizo en 109,400 kg, cifra dentro de sus parámetros habituales recientes.

La victoria de Wilder se paga a 1,28 € por euro apostado, mientras que la de Ortiz a 3,50 €. Además hay opciones para apostar a múltiples resultados del combate.
Sportium, la casa de apuestas líder en España, te permite apostar a este combate pinchando aquí. Condiciones especiales para los lectores de Espabox. ¡Suerte!