Daniel Pi
@BastionBoxeo

Aunque un promotor poderoso pueda otorgarle cualquier oportunidad con la máxima sencillez a un boxeador, es más necesario que vele por que su desarrollo se produzca de la forma adecuada, con aumentos de dificultad que garanticen la necesaria adquisición de experiencia. No ha sido así en el caso de Christopher “Pitufo” Díaz (23-1, 15 KO) que, a pesar de recibir una plaza para pelear por el cinturón mundial WBO del peso superpluma (dejado vacante por Lomachenko) pasando por delante de púgiles que lo merecían más, no contaba con el bagaje suficiente para coronar su asalto titular con éxito, siendo por ello vencido por decisión unánime por Masayuki Ito (24-1-1, 12 KO), nuevo monarca mundial. Las cartulinas fueron de 118-109, 117-110 y 116-111, de las cuales la primera se corresponde mejor a lo sucedido.

Dado que Díaz jamás se había medido a un boxeador de nivel alto hasta ahora, su arranque ante el hábil Ito no fue demasiado bueno, gestionando la distancia mucho mejor el púgil japonés e imponiendo su ventaja en alcance con jabs, crochés zurdos y derechas rectas, acciones ofensivas acompañadas por grandes recursos defensivos, estáticos o dinámicos. Con el paso de los minutos Díaz intentó soltarse más y aprovechar su explosividad para conectar breves combinaciones, pero Ito, con mucho mayor bagaje de calidad, supo contener los ataques de su rival con contragolpes, movilidad o clinches en los momentos necesarios.

Por ello, se estableció una firme ventaja del boxeador nipón, que con velocísimas series de rectos, pasos atrás oportunos y, especialmente, un trabajo mucho más constante que el de su adversario, que eventualmente conectaba buenas manos de poder, logró hacer evidente su superioridad. Daba igual que las repeticiones de ESPN se centrasen en destacar las acciones del boxeador de Top Rank y obviasen las de su rival, Ito estaba encaminado hacia la victoria, cosa que refrendó en el cuarto asalto tumbando a Díaz con una serie de rectos.

A pesar de todo esto y de tener una inflamación en el pómulo izquierdo, que gradualmente fue empeorando hasta alcanzar un punto crítico en los últimos asaltos, Díaz no renunció y plantó cara con tremenda valentía, si bien ello no le permitió compensar su falta de experiencia, errando muchos golpes ante las esquivas de Ito, que siempre controlaba mejor la distancia. Es cierto que en muchos momentos los asaltos se igualaron por el acierto del puertorriqueño en los cruces de golpes y por la potencia de algunas de sus contras, pero Ito siempre impactaba más puños y de manera más frecuente, ya fuese imponiendo sus rectos desde lejos, sus curvos aislados en la distancia media o su uppercut sucedido por clinch en corta. De ese modo, aunque hasta el final hubo momentos intensos que acabaron de dar forma a esta buena pelea, como Díaz jamás había pugnado pasado el octavo asalto y su ojo estaba casi cerrado, Ito en el último tramo selló su victoria.

Resulta impresionante que un boxeador sin experiencia amateur como Ito pudiese ser tan superior técnica y tácticamente a un púgil como más de 100 combates en el pugilismo aficionado, aunque se debe subrayar que esto el japonés lo ha compensado con nueve años de carrera profesional en los que se ha medido a oponentes muy complicados en el circuito de su país. Eso es precisamente lo que le ha faltado a Díaz, cuyo promotor ha sobrestimado su talento natural y ha pensado que con él podía compensar su falta de pruebas de fuego. En cualquier caso, no se le debe restar crédito a Ito, puesto que su victoria fue realmente sólida, surgiendo como un inesperado invitado a tener muy en cuenta en la complicada división del peso superpluma.