Daniel Pi
@BastionBoxeo
Puede que respecto a otras actuaciones precedentes Robert Easter Jr. (21-1, 14 KO) haya mejorado algo su rendimiento, pero esto no fue ni mucho menos suficiente para equipararse a un campeón en cuatro divisiones como Mikey García (39-0, 30 KO) que, en la madrugada del sábado al domingo en el Staples Center de Los Ángeles (Estados Unidos), se impuso por decisión unánime para convertirse en monarca mundial unificado WBC e IBF del peso ligero. Las cartulinas fueron de 118-109 y 117-110, ambas razonables, y de 116-111, demasiado generosa con Easter.
En el arranque Easter intentó imponer respeto con frecuentes jabs y alguna derecha, pero el mejor control de los tiempos de ataque de su adversario le supuso recibir claros jabs, logrando evitar García la mayoría de manos de su oponente con pasos atrás. Tras este comienzo Easter pereció dudar un tanto y se mostró algo menos confiado, pasando a desplazarse de forma más continuada y más cercano a las cuerdas, aunque el acierto de García fue bastante limitado al mantenerse demasiado lejos, amenazado por la envergadura y la altura del campeón IBF. No obstante, en el tercer asalto un preciso uno-dos seguido por un gancho zurdo al rostro tumbó a Easter que, tocado, tuvo que agarrarse en la reanudación.
Ante esta situación, Easter decidió, del cuarto asalto en adelante, mantenerse más tiempo en el centro del ring defendiéndose con directos disuasorios tanto al rostro como al cuerpo. Así pudo reducir el peligro y la actividad ofensiva de García, logrando anotarse algún asalto, si bien su oponente, que por momentos estuvo excesivamente cauteloso, fue encontrando huecos para ganchos, escasísimas derechas y, sobre todo, directos de mano adelantada.
De todos modos, pese a que el desarrollo se mantuvo algo parejo hasta entonces, a partir del ecuador de la contienda García comenzó a llegar de forma más habitual con su uno-dos y con curvos cuando Easter estaba de espaldas a las cuerdas, logrando en el séptimo asalto sacudir al espigado boxeador de Ohio con una combinación de rectos. Esto pudo ser un punto de inflexión definitivo, ya que en el último cuarto Easter se mostró mucho más dinámico y con mayor voluntad elusiva, provocando así los silbidos del público. No obstante, pese a sus desplazamientos, García, sin arriesgar decisivamente, fue alcanzándolo con jabs y eventuales hooks y derechas, siendo la excepción un noveno round en el que Easter quemó sus últimos cartuchos en un cruce de golpes en el que terminó siendo frenado.
Con el conteo computerizado reflejando una diferencia en golpes de poder conectados de 99 a 40 a favor de García, la victoria de éste resultó muy clara, aunque quizás no lo suficientemente contundente como para mostrar que podría imponerse en un ascenso de dos divisiones hasta el peso wélter para enfrentarse al temido Errol Spence, campeón mundial IBF. Aun así, García se mantuvo firme en su voluntad de medirse a “The Truth” a finales de año:
“Estoy aquí para afrontar los mayores retos. No sé si hay alguien que sea un reto mayor que Errol Spence. Sé que él está dispuesto a enfrentarse a cualquiera, así que hagamos que suceda. Creo que puede hacerse. Creo que es la siguiente gran pelea que vendrá. Siento que tengo el poder y la habilidad para competir en cualquier división hasta el peso wélter. Él es el tío más duro en el peso wélter así que quiero enfrentarme a él”.