Javier Royo
@JavRoyo
Cualquier boxeador campeón del mundo guarda entre sus más predilectas satisfacciones disputar grandes combates frente a los aficionados de su país. Sin embargo, si el boxeador es ucraniano, parece que no es así.
Wladimir Klitschko (64-5, 53 KO) se convirtió en boxeador profesional en noviembre de 1996 después de haber ganado la medalla de oro olímpica para Ucrania en los Juegos de Atlanta celebrados ese mismo año. Se retiró tras perder con Anthony Joshua en abril de 2017. En sus 21 años como profesional sólo peleó una vez en su país natal y además perdió en un enfrentamiento que todos esperaban que ganara, cuando en el asalto 11 las acometidas de Ross Purity (31-20, 27 KO) dejaron sin defensas al ucraniano y el arbitró tuvo que parar la pelea. Su hermano Vitali (45-2, 41 KO), que más tarde sería campeón de la WBO y del WBC, también peleó en esa misma velada, la única vez asimismo que boxeó en casa de las 47 peleas que disputó en su carrera profesional.
Louis ‘Kid’ Kaplan (109-21-13, 29 KO) es, según la revista The Ring, el mejor boxeador ucraniano de la historia, de acuerdo con una lista que confeccionó en 2010, situándole en aquella época por encima de los Klitschko. Kaplan, de ascendencia judía, emigró junto a toda su familia desde Kiev a los Estados Unidos cuando tenía cinco años, estableciendo sus padres la residencia en la localidad de Meriden, Connecticut. De ahí el apodo ‘Meriden Buzzsaw’ (‘El zumbido de Meriden’) con el que fue conocido desde el inicio de su carrera profesional, desarrollada entre 1919 y 1933. A lo largo de su trayectoria se coronó campeón del peso pluma en 1925, cuando en aquella época había un solo organismo, diez categorías de peso y muchos más boxeadores optando al título, pero decidió renunciar a la corona porque tenía serios problemas para dar el peso y subió al ligero en 1927. Derrotó en su carrera a boxeadores legendarios como Billy Petrolle (88-21-10, 65 KO), Billy Wallace (108-27-28, 42 KO), ‘Battling’ Battalino (57-26-3, 23 KO) o Sammy Mandell (88-22-10, 32 KO).
Louis Kaplan es recordado por ser un boxeador muy duro que ejercía una gran presión sobre el rival y que ofrecía al contrario una tremenda resistencia. Con estas aptitudes no extraña que fuera uno de los boxeadores que mayor aceptación recibía del público estadounidense, dado el gran espectáculo que ofrecía. Por supuesto, toda su carrera la desarrolló en suelo americano.
Boxeadores ucranianos actuales
En la actualidad Ucrania aporta al profesionalismo dos de los púgiles que más han embellecido este deporte en los últimos años, al desarrollar ambos un boxeo rebosante de increíbles recursos técnicos. Después de realizar trece combates en el campo profesional, Vasyl Lomachenko (12-1, 9 KO), doble campeón olímpico y amateur, que actualmente está considerado el mejor boxeador de todos los pesos, nunca ha peleado en Ucrania. Otro oro olímpico, Alexander Usyk (16-0, 12 KO) puede ser la excepción. El indiscutible campeón del peso crucero ha disputado 8 de sus 16 peleas profesionales en su tierra natal, pero todos esos combates acontecieron antes de coronarse campeón mundial. Desde entonces, nada.
El boxeo es tanto un negocio como un deporte. La carrera profesional de un boxeador suele ser corta y los luchadores pelean con el objetivo primordial de ganar el máximo dinero posible en ese contado periodo de tiempo. Por eso acuden casi sin excepción donde se encuentra el mejor pagador, razón por la que los mejores boxeadores ucranianos no pelean en su país.
Los aficionados anglosajones deben saberse envidiados por los fanáticos del resto del mundo al poder ver actuar en directo a estos grandes talentos en lugares como el Madison Square Garden, en Nueva York, donde ‘Loma’ venció a José Pedraza (25-2; 12 KO) en diciembre de 2018 y en Manchester, donde Usyk hizo lo propio con Tony Bellew (30-3-1, 20 KO) un mes antes.
Próximas citas del boxeo ucraniano
Lomachenko expondrá su título ligero de la WBA en una defensa obligatoria ordenada contra el ex campeón Anthony Crolla (34-3-6, 13 KO) el 12 de abril en el Staples Center de Los Ángeles. El púgil británico se ganó ser el aspirante número 1 de la WBA al derrotar en Manchester, su ciudad natal, al indonesio Daud Yordan (38-4, 26 KO) el noviembre pasado. Pero Crolla no fue el primer oponente elegido para Lomachenko. Ese honor recayó en el recién coronado campeón de la IBF, el ghanés Richard Commey (28-2, 25 KO), pero una lesión en la mano derecha, sufrida en su victoria contra el ruso Isa Chaniev (13-2; 6 KO) a principios de febrero, ha impedido celebrar la pelea de unificación.
El verdadero problema que tiene Top Rank, la promotora de Lomachenko, es encontrar oponentes que supongan una auténtica prueba para el ucraniano. Sus últimas tres peleas han sido contra Guillermo Rigondeaux (18-1, 12 KO), Jorge Linares (45-5, 28 KO) y José Pedraza. Mientras algunos pueden cuestionar que Pedraza sea catalogado como un boxeador del más alto nivel, es muy difícil negar esa distinción a los otros dos.
A menos que Mayweather Promotions decida arriesgarse a que Gervonta Davis (21-0, 20 KO) suba de división y desafíe al ucraniano, muy pronto se quedará sin oposición en el peso ligero. Tal es su nivel de habilidad. Es muy poco probable que Mayweather acepte los peligros evidentes que representa en la actualidad enfrentar a Davis con Lomachenko. Más teniendo en cuenta que dejar que la pelea se prolongue en el tiempo les reportaría una atrayente ventaja. Esperar a que Lomachenko envejezca algo, al mismo tiempo que su pupilo adquiriere mayor experiencia con más combates, es lo que más conviene a sus intereses. Davis es un pegador más duro que el ucraniano, pero contra un oponente que cuando lo decide es extremadamente difícil de atrapar si respetas la legalidad, no parece que vaya a ser éste un factor decisivo.
Mikey García (39-0, 30 KO) es el boxeador que, según casi todos los expertos, alberga más posibilidades de vencer al ucraniano. Pero ha decidido subir al welter para enfrentarse al campeón Errol Spence (24-0, 21 KO) el próximo 16 de marzo y conformar así uno de los combates, en previsión, más interesantes del año. Sea cual sea el resultado de esta superpelea siempre tendrá la opción de enfrentarse a Lomachenko en una próxima cita, pero si el acuerdo se cierra en un futuro próximo todo indica que ambos púgiles se emplazarían en el superligero. Si Mickey ganara a Spence, las apuestas están 4-1 en su contra, es difícil creer que continúe en el wélter porque si ya es temerario subir más allá de su peso natural contra su próximo rival, desafiar a Terence Crawford (34-0, 25 KO) es una decisión que no puede catalogarse más que de suicida.
La otra estrella ucraniana, Oleksandr Usyk, hará su debut en el peso pesado muy pronto. Todos los indicios pronostican que el anuncio lo hará en breve Eddie Hearn, el presidente de Matchroom Sports. El plan parece ser preparar físicamente al ucraniano para que pueda desafiar con garantías a la estrella británica del peso pesado, Anthony Joshua (22-0, 21 KO), a principios de 2020, un espacio de tiempo suficiente para que Usyk, que mide 1’90, pueda adaptarse al nuevo peso sin forzar etapas. Hasta hace poco todavía se hablaba de que podría hacer alguna defensa más de los cinturones de peso crucero, unos rumores que revelan que el equipo de Usyk considera muy precipitado pelear en breve con Joshua. Tal vez su compatriota Wladimir Klischko les ha transmitido su valoración sobre el asunto, dada su significativa experiencia vivida cuando se encerró con el británico en un ring en Wembley en 2018.
Los aficionados ucranianos sólo pueden esperar a que estrellas como Lomachenko y Usyk puedan algún día defender sus títulos frente a su propia gente. Todo dependerá de que el dinero lo permita y la delicada situación política actual en que vive el país se encauce.