Daniel Pi
@BastionBoxeo

¿No hubiese sido mejor y más justo que Dillian Whyte fuese el aspirante oficial del campeón mundial WBC del peso pesado Wilder? Esta es una pregunta que muchos se hacen valorando que Whyte lleva situado dos años como número 1 WBC y que desde su única derrota ante Anthony Joshua pasa por una buena racha con victorias sobre púgiles bien clasificados entonces como Joseph Parker, Dereck Chisora por dos veces, Robert Helenius, David Allen y Lucas Browne.

Sin embargo, el organismo presidido por Mauricio Sulaimán decidió que era más conveniente que Deontay Wilder (40-0-1, 39 KO) tuviese que hacer frente como retador obligatorio a Dominic Breazeale (20-1, 18 KO), al que se medirá este sábado en el Barclays Center de Nueva York (Estados Unidos) en un campeonato mundial WBC del peso pesado que será el combate estelar que sucederá al mundial del peso pluma entre el titular Gary Russell Jr. y el español Kiko Martínez.

Los comentarios escépticos y suspicaces no han sido escasos y muchos creen que el WBC (que ha tolerado que en cuatro años Wilder sólo haya hecho una defensa obligatoria) ha recibido algún tipo de compensación por evitar que un boxeador más peligroso pudiese poner en riesgo los planes del monarca.

Algunos recuerdan que en la primavera de 2018 Whyte rechazó una eliminatoria ante Luis Ortiz para tratar de explicar el motivo de su penalización, pero eso no nos debe hacer olvidar que el británico había vencido ya antes una eliminatoria contra Chisora en diciembre de 2016, era número 1 en el ranking y la pugna ante el cubano sólo le hubiese servido para ser nombrado segundo retador oficial por detrás de Breazeale. Asimismo, hay que recordar que el WBC ordenó el Breazeale-Whyte por un título temporal interino que después olvidó dando paso directamente al Wilder-Breazeale cuando la revancha ante Tyson Fury se truncó, movimiento nada transparente.

Sea como sea, el caso es que este fin de semana veremos un duelo que lleva meses preparándose, desde antes de febrero de 2017, cuando Breazeale tuvo un encontronazo con Marsellos Wilder, hermano de Deontay y también boxeador profesional (hace un par de meses falló un control antidopaje), en el ringside del Legacy Arena. Horas después esto fue sucedido, según afirma Breazeale, por un ataque en un hotel padecido delante de su familia y perpetrado por Deontay Wilder y su equipo.

Algunos creen que esto sólo fue un montaje a lo “pressing catch” para generar expectación para una pelea no excesivamente interesante en lo deportivo. En cualquier caso, se puede pensar que Wilder es capaz de lo peor teniendo en cuenta sus deleznables declaraciones, puesto que, añadidas a su afirmación de que quería un cadáver en su récord, han llegado desde entonces nuevas frases repulsivas e intolerables haciendo referencia a Breazeale. En agosto de 2018 señaló:

“Mi mente está ya preparada para la pelea con Breazeale. Y si sucede, oh tío, me aseguraré que trae a su hijo al escenario para que mire a los ojos al hombre que va a lisiar a su papi”.

Además de esto, y de pedirle a su adversario que hiciese preparativos para su funeral, Wilder añadió el pasado martes:

“Este es el único deporte en el que puedes matar a un hombre y que te paguen por ello al mismo tiempo. Es legal. Así que ¿por qué no utilizar mi derecho a hacerlo?”.

Tales declaraciones que deberían tener consecuencias severísimas por parte de la Comisión Atlética del Estado de Nueva York y por parte del WBC, cuyo presidente se entrega continuamente a autohalagos sobre las virtudes morales de su organismo, han quedado marcadas en la mente de muchos aficionados y expertos que, estremecidos por el recuerdo de las desgracias sucedidas sobre un ring, no pueden evitar sentir una infinita repugnancia por Wilder y la actitud que muestra, considerándose indiferente si dice tales cosas por ser una persona vil y despreciable o si lo hace como un intento desesperado de ganar atención, teniendo en cuenta que es uno de los campeones mundiales de la historia del peso pesado estadounidense menos conocidos en su propio país.

En lo deportivo, el combate es visto como previsible, ya que Breazeale es demasiado rígido y lento como para evitar los derechazos de Wilder, de modo que se piensa que, en un momento u otro, un recto lo noqueará. Aun así, como ambos tienen una enemistad personal, como Breazeale fue rival de Joshua (AJ venció por KOT en el séptimo) y se podrá comparar indirectamente el rendimiento de ambos y como el aspirante logró una impresionante victoria ante la invicta promesa Izuagbe Ugonoh, la pelea podría recibir una atención notable, estando las apuestas a favor de Wilder pero no por una diferencia abrumadora.

Ese margen que se le da de confianza a Breazeale está justificado por la enorme previsibilidad y las inmensas carencias técnicas de Wilder, que el retador resumió así hablando del Wilder-Fury:

“Wilder hizo lo mismo una y otra vez, como ha hecho en sus últimas cuatro o cinco peleas, durante los últimos cuatro o cinco años. Lanzar su uno-dos y esperar y rezar que esa derecha impacte eventualmente. Sabes, hubo algunas cosas que aprendí de la pelea, así como otras cosas que continuamente he visto una y otra vez”.

Con estas palabras se intuye que Breazeale podría intentar aguardar un contragolpe decisivo como reacción a la mano diestra de Wilder, táctica astuta que podría tener buenos resultados si la ha preparado infinidad de veces en el gimnasio y si logra ejecutarla a la perfección. No obstante, siendo Wilder más explosivo, superior su alcance y tan sumamente heterodoxas sus ofensivas, es difícil que uno de sus bombazos no rompa la pugna pasando a través de la permeable defensa de Breazeale antes de que éste consiga encontrar la deseada contra perfecta.

La victoria de Wilder se paga a 1,12 € por euro apostado, mientras que la de Breazeale a 6,00 €, pero además hay opciones para apostar a múltiples resultados del combate, pinchando en el título de la pelea.
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El evento encabezado por el Wilder-Breazeale será emitido en España por Eurosport 2 a partir de las 3:00 de la madrugada del sábado al domingo.