Daniel Pi
@BastionBoxeo

Después de cuatro años como titular del peso pluma, categoría en la que se coronó capturando el cinturón WBA vacante, el mexicano Leo Santa Cruz (36-1-1, 13 KO) (a la izquierda en la imagen) ha decidido ahora ascender al peso superpluma, al que también irrumpirá peleando por el cetro sin dueño. Esto es así porque el cinto WBA dejado por Gervonta Davis para iniciar un recorrido en el peso ligero será otorgado al vencedor del enfrentamiento entre Santa Cruz y el también mexicano Miguel Flores (24-2, 12 KO), que se producirá el 23 de noviembre en el MGM Grand de Las Vegas (Estados Unidos).

Todas las partes han sido duramente criticadas al conocerse este movimiento. Primeramente, en lo concerniente a Santa Cruz que, aunque ha recibido buenas ofertas para enfrentarse a toda la élite del peso pluma (y anteriormente a la del supergallo) y disputar unificaciones, desde su doble choque ante Frampton ha desarrollado un reinado con un nivel de oposición decepcionante. Así, habiendo defendido su título ante rivales como Chris Ávalos, Rafael Rivera o un Abner Mares al que en diversos estados no se le puede dar licencia por el nefasto estado de sus ojos, que ahora Santa Cruz salte a un choque contra Miguel Flores, quien es el 132º del mundo según BoxRec y 65º según el IWBR, no hará más que darle una nueva estocada a su prestigio.

Y es que, aunque Flores dice que se merece su oportunidad por el esfuerzo que ha puesto en los entrenamientos, lo cierto es que el boxeo no funciona así, y sus derrotas en cinco y seis asaltos ante púgiles muy por debajo del top 15 como Dat Nguyen o el propio Ávalos (al que Santa Cruz derrotó en el octavo round) le deberían descartar tanto como oponente de un boxeador de la cúspide como para aparecer en el ranking WBA.

Precisamente contra el organismo se dirigen las críticas más severas, ya que no se puede entender cómo Flores está ubicado 2º a pesar de que, desde su derrota ante Ávalos en julio de 2017, sólo ha vencido en sus últimas dos peleas a boxeadores muy asequibles (con récords recientes de 3-7 y 1-7). Por otro lado, la Asociación Mundial de Boxeo está recibiendo reproches por haberse mostrado su política de múltiples campeones inútil otra vez. ¿Para qué tener un campeón regular (Andrew Cancio) y un titular oro (JoJo Díaz) si cuando se produce una vacante del máximo monarca esta no es cubierta por un subcampeón? La respuesta es muy simple: dinero.

Teniendo en cuenta que se crean tres “campeones” por división para cobrar el porcentaje de bolsa de cada una de sus puestas en juego, al haber posicionado a un boxeador de perfil limitado como Cancio como supercampeón la WBA habría dejado de ganar mucho dinero, cosa que suplirá lanzando a la posición más alta a un Santa Cruz al que PBC aleja de los grandes duelos dándole bolsas increíblemente por encima de su valor de mercado, que lógicamente reportarán buenos dividendos a la Asociación Mundial de Boxeo.