Daniel Pi
@BastionBoxeo
El caso del estadounidense Julian Williams (27-1-1, 16 KO) ejemplifica perfectamente las vueltas para bien y para mal que la carrera de un boxeador puede dar y cómo tener determinación y seguir trabajando con disciplina cuando las cosas no van en la dirección correcta puede terminar dando frutos importantes en el futuro.
Aunque inició su carrera como un prospecto muy bien valorado, sosteniendo un avance excelente, cuando llegó su primer mundial fue noqueado en el quinto asalto por Jermall Charlo, tropiezo que no es precisamente un demérito pero que conllevó a Williams y a su equipo padecer críticas muy severas, que fueron mucho más allá de lo razonable hasta prácticamente descartarlo como un agente relevante en el peso superwélter.
No obstante, tras dos años y medio de esfuerzos en los que tuvo que soportar bastantes evaluaciones negativas, Williams no sólo alcanzó una pelea contra el campeón unificado WBA-IBF del peso superwélter y entonces número 1 de la categoría Jarrett Hurd sino que lo derrotó, además combatiendo el fuego con más fuego, o sea aceptando en buena medida el planteamiento agresivo del fuerte monarca y superándolo en los intercambios de golpes.
Así, Williams se ha situado en la cresta de la ola en la división y como el objetivo a batir, cosa que le ha supuesto que en la mesa de negociaciones su nombre se baraje para las máximas pugnas posibles dentro de PBC, entre ellas una revancha contra Jarrett Hurd que podría arrojar números muy superiores a los del primer encuentro y una triple unificación de coronas, seguramente en PPV, contra el titular WBC Jermell Charlo.
Sin embargo, en el camino hacia esas grandes pugnas está una defensa voluntaria que el próximo sábado realizará en el Liacouras Center de Philadelphia (Estados Unidos), pelea que tiene mucho más significado para Williams que servirle para sacudirse el óxido de una inactividad de ocho meses, dado que expondrá su cinturón en su casa y ante su público, una ciudad de enorme tradición boxística pero que en los últimos tiempos ha estado algo falta de titulares mundiales respecto a su potencial.
El retador al que tendrá que batir será el dominicano Jeison Rosario (19-1-1, 13 KO), boxeador que tiene una trayectoria con ciertas similitudes a la de Williams. Y es que Rosario también comenzó como un prospecto (aunque ni mucho menos tan bien valorado) cuya proyección se hundió a ojos de los aficionados con una derrota (por KOT ante Nathaniel Gallimore) pero que posteriormente entró en una racha de cinco victorias de apreciable mérito (entre ellas la obtenida sobre la invicta promesa Jamontay Clark) que finalmente le ha conducido a este mundial.
Llegando al combate con la motivación muy alta, habiéndose saltado las celebraciones navideñas para centrarse en los entrenamientos para esta mayor oportunidad de su carrera y siendo un boxeador contundente y con algunos buenos recursos, Rosario se presenta como un aspirante que debería resultar exigente y dar trabajo útil a un Williams que no es un pegador de una mano.
Con todo, quedando el retador Rosario mal situado en las comparaciones de sus resultados con los obtenidos por púgiles de la élite ante los mismos oponentes (por ejemplo, su triunfo dividido ante un Jorge Cota noqueado en tres rounds por Charlo) y teniendo en cuenta que ha mostrado problemas de fatiga muy preocupantes y que se abre bastante al atacar, parece que un Williams con más altura, envergadura, versatilidad, experiencia de calidad y mejor desarrollo estratégico es justificadamente amplio favorito para lograr una solvente victoria, si bien tendrá que ser constante con su buen jab y evitar permanecer en la distancia media cediendo la iniciativa, el escenario en el que su adversario resulta más peligroso.
Este combate será parte de una velada emitida en Estados Unidos por FOX desde las 2:00 de la madrugada del sábado al domingo.