@Ringsider2020

Robeisy Ramírez (Cienfuegos, Cuba, 1993) es uno de los mejores boxeadores amateur del siglo XXI. Doble oro olímpico en Londres 2012 (venciendo a Andrew Selby, Michael Conlan y Tugstsogt Nyambayar) y Río 2016 (batiendo a Murodjon Akhmadaliev y a Shakur Stevenson), hace un año dio el paso al profesionalismo con una tremenda sorpresa: cayó ante el desconocido Adan Gonzales. Desde entonces, ha seguido muy activo con tres KO en sus tres siguientes combates, y siendo uno de los boxeadores que inauguró el pasado martes el boxeo en EEUU tras el hiato forzoso. Nos ha recibido tras su triunfo hace unos días en Las Vegas.

-Lo primero, enhorabuena por la victoria del martes y gracias por atendernos. Es obligación preguntarte qué tal estáis todos por allí.
-Muchas gracias. Bien, todos estamos bien afortunadamente después de estas fechas difíciles.

-¿Cuándo supiste que peleabas en la primera velada tras todo lo ocurrido y eras de los elegidos por Top Rank para romper el hielo?
-Yo sabía que ellos me iban a llamar en cuanto volviera el boxeo, en nuestros requisitos de contrato habíamos quedado en que así sería. Por tanto, estaba más o menos preparado y me avisaron en torno a seis semanas antes de la pelea, cuando ya se sabían las fechas que se podían poner.

-¿Cómo fue el campamento y la preparación, tanto física como mental, para la pelea? ¿Qué tal es la experiencia de estar en el ring sin público?
-Físicamente, todo fue bien porque estaba entrenando por mi cuenta y me mantuve lo mejor que pude, dentro de las restricciones existentes. Luego ya abrieron los gimnasios por aquí y fue posible hacer trabajo con mi equipo antes del combate.
Sobre el recinto vacío, todo es normal, yo me centro en mi trabajo que es boxear. Es cierto que el público es algo diferente porque te anima, y cuando llega un golpe bueno jalea y grita, pero la concentración entre las cuerdas es independiente de ello y hay que adaptarse a la realidad actual. También es verdad que no teníamos público en vivo, pero al ser el primer evento tras estar encerrados se sabía que la expectación iba a ser enorme.-El presente, como vemos, es prometedor. Vayamos atrás en el tiempo ¿Cómo son tus inicios en el boxeo y cómo se va forjando un campeón olímpico?

-Realmente, no es que fuera un loco del boxeo y nunca he sido un gran seguidor de ver los combates, pero a los 8 años lo que quería era salir de la escuela lo antes posible, por eso me apuntaba a todo. Y me vi arrastrado a este deporte por las amistades, a pelear. Uno empieza poco a poco casi por casualidad y lo hice bien en un campeonato local, y ya te animas a ti mismo a seguir, llegan los resultados positivos… Hasta subir bien arriba. Fue cuestión de ir avanzando sin ponerme muchos objetivos.

-Y tanto que avanzaste, hasta ser dos veces campeón olímpico. Desde tu oro en 2016 hasta que pasas al boxeo de pago en 2019 pasan tres años. ¿Puedes explicar a la afición española qué ocurre en ese tiempo?
-Aquí hay una historia difícil. Yo llevé dos oros olímpicos a Cuba entre otros trofeos, pero los dirigentes del deporte no me valoraron, hice lo más grande por mi país y no les parecía nada significativo. Entonces uno al final se plantea cosas durante mucho tiempo, hasta que tomé una dura decisión: no me lo ponían fácil en mi país, y ya no me quedaba nada por conseguir tras los dos oros en los JJ.OO., así que tenía que dar el paso.
En julio de 2018, salimos de Cuba a la preparación de los Juegos Centroamericanos y del Caribe en Aguascalientes (México). Al llegar, abandoné la delegación cubana; había hablado ya con algunas personas para que me ayudasen, y fuimos manejando (conduciendo) durante horas y horas para trasladarnos a diferentes lugares, primero a México DF, y luego a Cancún, siempre con las autoridades cubanas intentando localizarme. Finalmente, se relajó un poco la cosa y en una embajada cubana me dieron un pasaporte, puesto que yo estaba indocumentado. Y un poco después ya obtuve visado de trabajo para entrar en Estados Unidos, en diciembre. Fue medio año muy duro, pero al final firmé con Top Rank para encauzar mi carrera profesional.
Es un proceso muy duro, mucho tiempo viviendo escondido, con gorras para no ser reconocido y sabiendo que la policía mexicana me buscaba para ayudar a la cubana, así que podríamos decir que me pasé meses viviendo en la clandestinidad.

-Finalmente, consigues dar ese paso hacia el boxeo rentado. Como dices, firmas un contrato en mayo de 2019 con Bob Arum y Top Rank…y viene la derrota. A los treinta segundos de hacerte profesional, una mano en frío te hace poner el guante en la lona y acabas perdiendo por decisión. ¿Qué pasó?
-Fue una noche nueva y extraña para mí, porque se hizo una promoción muy grande de la pelea, incluido un documental, y la expectación era brutal. Eso, junto al cambio a profesionales, todo lo que me tocó vivir y, por qué no decirlo, un probable exceso de confianza, hizo que se diera la derrota ante un rival que, con todo el respeto, no tenía boxeo para ganarme. Esa noche no estuvo sobre el ring Robeisy Ramírez (hace una pausa, recordando).
Fue una pelea cerrada, con una decisión ajustada y la realidad de que en cuatro asaltos no hay apenas tiempo para recuperarte de una caída en el inicio y voltear las puntuaciones. Pero no se hace ningún drama, fue un gran aprendizaje para mí y además las cosas pasan por algo, ahora estoy con Ismael Salas y tuve un gran reinicio gracias a este tropiezo.

-Hablamos recientemente con Ismael Salas, un gran sabio del boxeo ¿Cómo empiezas a trabajar con él y en qué ha cambiado tu boxeo?
-Yo conocía a Ismael como todo el mundo, por el enorme entrenador que es; sabía que era de los mejores, y también había estado con un preparador en Cuba que era íntimo amigo de él. Entonces, tras mi derrota, aunque tenía un buen equipo de trabajo, yo hablé con Yordenis Ugás y contacté con Ismael (a quien no conocía personalmente); me dijo que me ayudaría, y además me sirvió para trasladarme a vivir a Las Vegas con mi familia. También los consejos de Ugás y su apoyo fueron de increíble ayuda para mí.
Ismael es diferente a todo lo que había vivido: trabajamos a la manera cubana, hablamos mucho y sabe trabajar tanto el boxeo como la parte psicológica y personal. Es una gran ayuda mental para tener siempre buen ánimo y creer en ti, hablamos mucho del boxeo y de la vida por la experiencia que él tiene.

Ismael Salas, Ramírez y Miguel Díaz

-¿Qué planes hay para el futuro? Has tenido un buen nivel de actividad desde que te hiciste profesional, combatiendo regularmente. ¿Piensas en disputar títulos pronto?
-Sí, lo antes posible. Siempre le digo a mi compañía (Top Rank) que no tengo problemas en pelear con nadie, basta con avisarme con tiempo para hacer un buen campamento previo. Yo pensaba haber peleado más este año, pero la pandemia paró todo de repente. Me gustaría volver pronto y subir en la calidad de rivales poco a poco. A ver si como mucho en dos años puedo ser campeón mundial y estar bien arriba en el ranking.

-Dicen los mentideros boxísticos que podrías volver a cruzarte con Shakur Stevenson en profesionales y reeditar la final olímpica (compartisteis cartelera la semana pasada). ¿Tienes ganas de encontrarte con él o hay alguna cuenta pendiente por su parte?
-Sería una pelea de muy buen marketing, sería un combate con mucha audiencia y atractivo para el público. Yo no es que tenga ganas locas de encontrármelo, porque el que puede tener la espina clavada es él, pero es una pelea que me interesaría por cuestión económica. Además, él tiene uno de los cuatro cinturones que quiero, porque mi idea es ser campeón de todas las compañías del boxeo. Pero no hay un interés personal ni nada de mala relación, él habla de mí para crear expectación y promoción. En realidad, tenemos buen trato y nos saludamos en el hotel la semana pasada con naturalidad.

-Vamos terminando. ¿Has estado en España o te gustaría ir? ¿Algún amigo español?
-No he estado más que alguna escala en el aeropuerto de Madrid, de paso. Pero sí que pienso ir, además soy muy fanático del fútbol y me gusta cómo se vive, tengo que ir al Camp Nou.
Y por supuesto que tengo gente allí, en la selección de allí está Enmanuel Reyes, que es muy amigo mío en lo personal. Tengo otros amigos allí como Jennifer Miranda y Marta (no recuerdo el apellido). Vinieron gente de España a Cuba muchos años atrás y compartimos competencias también en Bulgaria y otros lugares.

-Muchas gracias por tu tiempo, ojalá te veamos pronto en nuestro país. Suerte para tu futuro.
-Ojalá así sea. Encantado de hablar.