Darío Pérez
@Ringsider2020
La plaza de toros de Moralzarzal (Madrid) acogió un combate entre dos de las mejores exponentes del boxeo español reciente, Joana Pastrana y Katy Díaz. Nada menos que el Campeonato de Europa del peso mínimo estaba en juego; un premio muy prestigioso y que, como comentaba Manel Berdonce en la retransmisión de Gol, pocos y pocas consiguen.
Como decía el presentador de la velada al llamar a las contendientes, meses después de lo esperado se disputaba la pelea entre dos excampeonas de Europa del mismo peso, la primera vez que ello ocurría, como comentamos hace unos días en esta web.
Empezó un poco mejor Joana Pastrana, pese a que las dos nos ofrecían preciosos intercambios en el centro del ring. La tendencia se acentuó en el tercer asalto, con buenas manos de la madrileña que impactaron a Katy Díaz con cierta claridad. Sin embargo, la gaditana no tenía otro plan de combate que no fuera ir al intercambio, dar todo lo que tenía con el pundonor que caracteriza siempre a Díaz. Díaz llegaba a Pastrana con algunas manos interesantes, pero las contras de la de Guantes de Lobo eran peligrosísimas. Los problemas de Katy para terminar el quinto asalto fueron evidentes, tras sufrir fuertes golpes tanto en las zonas abdominales como en el rostro.
La segunda parte del combate empezó de modo similar, con Joana llegando con gran destreza a una muy valiente Díaz, que no rehuyó nunca los tête a tête en el centro del cuadrilátero. La técnica de la boxeadora local se iba imponiendo en asaltos que nos sabían a poco cuando escuchábamos la campana a la espera de un tercer minuto acostumbrado. El comienzo del octavo asalto fue frenético, porque Katy intentó llegar a Pastrana, que sometió a la andaluza con contras y golpes curvos que la dañaron y acumulaban demasiado castigo en Díaz, hasta el punto de que la superioridad (o inferioridad, cuestión de perspectivas) era evidente.
Pastrana no necesitaba arriesgar, por lo que fue inteligente y optó por no arriesgar demasiado en busca del nocaut. Abrazo final, combate excelente y campeona española, como no podía ser de otra manera.
Los jueces decidieron unas puntuaciones de 99-91, 100-90 y 100-90.
Tras el combate, Joana dijo en loables declaraciones que era «el combate perfecto, porque las dos estamos sanas y he ganado yo. Ella es una guerrera, me desgastaba al golpearla pero es muy fuerte y no caía. La parte buena del encierro es que hemos podido prepararnos mejor. He aprendido a no tirar todo al ver a mi rival tocada y arriesgar de más, ahora me sé administrar mejor que antes. Me alegro de que la gente en casa haya podido verme, agradezco mucho esta oportunidad y se lo debo igualmente a mis patrocinadores en tiempos difíciles».