Julio González
Hoy hace diez años que dejamos de contar con la presencia de Elio Guzmán. El 22 de junio de 2011 fallecía después de una larga enfermedad. La desaparición de Elio supuso una triste noticia para el deporte del boxeo en aquel momento.
Elio lo fue todo en el boxeo nacional, su larga experiencia le permitía el lujo de conocer a la perfección el estado del pugilismo.
Quiso ser boxeador en los años cincuenta, hizo varias peleas amateur, pero un problema de visión le impidió continuar. Luego se dedicó en cuerpo y alma a la enseñanza, siendo también entrenador de boxeo y mánager de muchos boxeadores entre los que se encuentran grandes campeones, como Uco Lastra, Carlos Hernández o Dum Dum Pacheco, entre otros.
Fue presidente del Comité Nacional de Entrenadores, director de la Escuela Nacional de Boxeo, Miembro de la Comisión Científica de la AIBA, Coordinador de Boxeo Profesional de la FEB, Técnico de Boxeo Internacional y Mánager Profesional.
Poco antes del desenlace comentaba desde 2010 en Marca TV “La noche del boxeo”, junto a Jaime Ugarte y Emilio Marquiegui, y donde sorprendía a los aficionados con sus comentarios y anécdotas.
El tiempo no ha borrado en mi recuerdo las largas charlas de boxeo hasta altas horas. Quedábamos para comer, y cuando nos dábamos cuenta se nos habían ido las horas, y siempre hablando de los mismo: boxeo, boxeo y boxeo. Lo mismo te hablaba de boxeo antiguo, de los viejos campeones de antes de la guerra civil, como de los que vinieron después y, sobre todo de los de su tiempo.
Un día le dije: «Elio, ¿Sabes algo de un boxeador de los años treinta que se llamaba Luis Logan?», le extrañó la pregunta y rápido me contestó: “¿El Filipino?, ¿Qué quieres saber de él?». Le conté que había visto en una revista antigua su nombre y que había combatido un tiempo en España. Él lo sabía todo del famoso pegador filipino: había nacido en Manila, pero tenía descendencia valenciana. Daba igual de quién le preguntaras. Yo quise “pillarlo” y de nuevo me sorprendió, ¡Qué tipo!
Fue mi maestro en el curso de entrenadores y quien me enseñó y asesoró en cómo organizar las primeras veladas. Hablábamos antes de una velada y siempre estaba dispuesto para aconsejarme. Para mi sigue ahí, siempre está presente en mis pensamientos.
Hasta siempre, maestro.