El japonés Ryota Murata (16-3, 13 KO), que fue batido el sábado pasado en una espectacular guerra por el kazajo Gennady Golovkin, podría abandonar los cuadriláteros.
A sus 36 años, y tras casi dos y medio sin pelear, el nipón había fiado toda su carrera a esta unificación de títulos mundiales del peso medio, una contienda de enorme trascendencia mundial a nivel deportivo y personal en temas económicos.
El resultado adverso, la edad y, sobre todo, el tremendo castigo físico al que se vio sometido por un contrincante de 40 años han hecho que Murata se esté planteando dejar la práctica activa del boxeo: «Tengo que pensármelo después de que me tome un largo descanso, porque aún estoy en fase de asimilar lo ocurrido», ha declarado el bravo deportista.