La huella del legado hispano a ambos lados del Atlántico se extiende en diferentes ámbitos, incluido el noble arte. Ernesto Cherquis Bialo, Carlos Irusta y Diego Morilla, tres de los cronistas más influyentes en Argentina para diferentes generaciones han publicado el libro «100 años de boxeo argentino en 12 combates legendarios», de la mano de la Editorial Aguilar. La combinación entre letras y boxeo tiene un nuevo round con un elenco de nombres que paralizaron al país sudamericano y abarrotaron recintos como el Luna Park de Buenos Aires.

El gong suena con aroma a tabaco en un ringside neoyorquino, donde Luis Ángel Firpo sacó fuera del cuadrilátero a Jack Dempsey. El púgil de madre española no pudo coronarse campeón mundial del peso pesado un 14 de septiembre de hace cien años, pero dio inicio a una pasión popular por el boxeo en Argentina. A través de un relato personal de ídolos de otra época, el libro atraviesa la historia de un país que pasó de ser una de las primeras potencias a inicios del siglo pasado a sufrir la angustia económica que llevó a un desconocido Sergio Gabriel Martínez, quien años después sería «Maravilla», a establecerse en España.

Gobernantes como Juan Domingo Perón no desaprovecharon el tirón de figuras como la encarnada por el pequeño cuerpo de Pascual Pérez, que tocó el cielo en Japón, al igual que Nicolino Locche. Peor suerte corrió su coetáneo José María Gatica, a cuyo velatorio acudió un antiguo oponente como Alfredo Prada. Con «Ringo» Bonavena, tanto la alegría como la tristeza alcanzaron sus cotas más altas, en una montaña rusa como su pelea con Muhammad Ali. El asesinato de Bonavena aconteció el mismo día que Víctor Galindez retenía la corona mundial WBA del peso semipesado en Sudáfrica sin saber que el ídolo de un país había sido tiroteado en Estados Unidos.

Los glamurosos acompañantes de Carlos Monzón no pudieron frenar a un hombre incontrolable dentro y fuera de las doce cuerdas. El peso medio volvió a tener acento argentino décadas después, cuando «Maravilla» recuperó el título que Julio César Chávez Jr. le había arrebatado con la ayuda de las influyentes televisiones estadounidenses. La actriz Susana Giménez ejerció de testigo, ya que quien fuese pareja de «El Escopeta» (que no «El Gaucho de Hierro», apodo acuñado por la prensa española) apoyó al de Quilmes ante el hijo de la leyenda azteca.

En una historia más propia de una película de Sylvester Stallone que del deporte profesional, Marcela Acuña inauguró el boxeo femenino argentino con su debut ante Christy Martin. «La Tigresa» no se amedrentó en los diez asaltos que combatió en un duelo de pioneras, y abrió una nueva etapa como Firpo más de setenta años antes. A color y atraídos por los dólares de HBO y Showtime, el pugilismo argentino exportó nuevos campeones como Jorge «Locomotora» Castro, quien con la segunda mano más famosa del deporte argentino después de la de Diego Armando Maradona ante Inglaterra, noqueó a John David Jackson. A modo de postre y cierre de las más de 260 páginas, los tradicionales alfajores servidos por Marcos Maidana. A «El Chino» poco le importaron las exigencias previas de esa máquina de generar millones llamada Floyd Mayweather, al que puso en aprietos con su estilo poco ortodoxo, el mismo con el que Firpo inició la historia sin terminar del noble arte en Argentina.

El libro «100 años de boxeo argentino en 12 combates legendarios» puede comprarse en España en formato digital a través de diferentes plataformas, como Amazon o Google, o en Penguinlibros.