Kamil Sokolowski (11-28-3, 4 KO) ha sido el último en salir a la luz de la plaga de positivos por dopaje que está asolando el boxeo en los últimos meses.

A púgiles de primer nivel como Alycia Baumgardner, Dillian Whyte o Conor Benn se les han unido también deportistas de segundo nivel, como Joe Cusumano hace unos días e incluso jornaleros de lujo como Sokolowski.

El veterano púgil, que ha desarrollado casi toda su carrera probando a los mejores boxeadores de Reino Unido en el peso pesado, ha dado positivo en su pelea de hace diez meses contra Frazer Clarke. La sustancia es testosterona y el propio polaco ha admitido haber tomado unos suplementos susceptibles de contenerla.

Se ha castigado a Sokolowski a tres años alejado del deporte, lo que probablemente implique su retirada; eran cuatro inicialmente, pero la admisión de culpa lo ha reducido en uno. Aplaudimos un castigo severo para los tramposos en el deporte, y más en los de contacto donde se pone en peligro la integridad física de los participantes, pero lo que resulta curioso es que a otros no se les aplique el mismo rasero cuando son juzgados por casos de dopaje.