Tras la poco vistosa pelea de este sábado que enfrentó a Tyson Fury con el luchador de MMA Francis Ngannou, parece que el boxeo sufrirá los daños colaterales, más allá de la lamentable imagen ofrecida por el Gypsy King.

La unificación total del peso pesado entre Fury y Oleksandr Usyk, campeón del resto de organismos, estaba firmada para el 23 de diciembre, bajo la promoción de Frank Warren. Este último, visiblemente contrariado, ha comentado que no será posible celebrar el gran duelo en esa fecha, dado que la dureza de la reciente cita del británico y las secuelas en el rostro necesitan cierto descanso.

Curiosamente, Fury sacó a pasear su locuacidad la semana pasada, insistiendo una y mil veces en que Usyk cumpliera con el contrato firmado y, en caso de no pelear en diciembre, le demandaría (obviando que el ucraniano lleva un año esperando al campeón WBC, que había exigido condiciones imposibles para el cruce). Ahora, como de costumbre, las palabras se le vuelven en contra a Fury y este defrauda, una vez más, a los aficionados que quieren ver un campeón único.