Roach-García

Darío Pérez
@ringsider2020

El Michelob Ultra Arena, antiguo Mandalay Bay Events Center, de Las Vegas (Estados Unidos) fue testigo la pasada madrugada de una gran velada, con dos campeonatos mundiales, de Premier Boxing Champions.

Abrió la parte principal el duelo por el WBA superpluma, que Héctor García (16-2, 10 KO) tuvo que ceder frente a Lamont Roach Jr. (24-1-1, 9 KO). Era la primera defensa del dominicano tras haber obtenido la faja en agosto del año pasado, pero no pudo exponerla con éxito en lo que ha supuesto un 2023 negro para García, puesto que en enero fue noqueado, en el peso ligero, por Gervonta Davis.

El Androide fue batido por decisión dividida con puntuaciones de 114-113, 113-114 y 116-111, siendo la última la que juzgamos más cercana a lo ocurrido. Fue una contienda poco atractiva para el espectador, sin mucha acción y con algunos detalles técnicos que salvaban los asaltos. Empezó mejor el campeón hasta ayer, controlando las acciones con cierta solvencia, pero sin cerrar bien unos asaltos que parecían complejos de puntuar. Pero Roach fue de menos a más y se mostró muy sólido, con una excelente preparación física pese a la inactividad. Aceleró el ritmo y fue impactando al campeón, que no tuvo respuesta (o piernas) para controlarlo y pasó ya algunos apuros en el undécimo round.

La clave de la pelea fue el duodécimo asalto, donde Roach, ya buscando el KO, estaba acosando sin descanso a García. Un golpe clarísimamente a la zona trasera de la cabeza fue anotado como caída por el nefasto Tony Weeks, lo que fue a la postre decisivo en las ya citadas cartulinas. Estas fueron demasiado favorables al campeón, que habría mantenido erróneamente el título sin esa mala gestión arbitral del derriblo. El problema es que una injusticia no se debería arreglar con otra…