Darío Pérez
@ringsider2020
Foto: Golden Boy Promotions

Este sábado de madrugada, ya domingo en España, Golden Boy Promotions organizó una gala en el Toyota Center de Houston que tenía cierto morbo para el espectador por los condicionantes del duelo principal.

El estadounidense Ryan García (24-1, 20 KO), en plena guerra con su promotor, Óscar de la Hoya, y todo el equipo de la promotora, ha podido imponerse al mexicano Óscar Duarte (26-2-1, 21 KO) antes del límite. El mérito de García, además de abstraerse de esos problemas extradeportivos, es la gran racha que traía su rival y que ha sido capaz también de sobreponerse a su derrota de abril.

Realmente, no podemos decir que fuera la mejor pelea de García, buscando cambiar en cierto modo algunos aspectos de su boxeo y, en ocasiones, mostrarse un virtuoso de la defensa a lo Floyd Mayweather, supuestamente aconsejado por Derrick James, cabeza de su nuevo equipo. El pleito estaba resultando muy competitivo hasta el fin de las acciones en el octavo capítulo, con momentos complicados de puntuar y alternativas en los golpes más claros; García iba arriba en las cartulinas hasta ese momento por 69-64 (exageradísima) y doble 68-65, pero decidió dar un paso adelante.

En el final de ese octavo parcial, un croché de mano izquierda en contragolpe volteó la balanza y le hizo pasar a Duarte de agresor a agredido, ciertamente desequilibrado. El californiano hizo gala de su instinto depredador, olió sangre y continuó con varios ganchos laterales más que terminaron mandando a las cuerdas, primero, y al suelo, después, al mexicano. Este no superó la cuenta arbitral, ya que se levantó cuando James Green señalaba el diez, por lo que la pelea fue detenida. Gran triunfo de Ryan García, que ha pedido abiertamente el mundial superligero WBA (anoche estaba un título intermedio en juego) contra Rolando Romero, un campeón más que asequible en esta disputada categoría. Antes, sin embargo, Ismael Barroso y Ohara Davies han de disputarse la condición de aspirante al título, por lo que espera un trabajo de despachos importante para la gente de Golden Boy.

El flojo resto de la cartelera transcurrió sin sorpresas, en combates mal casados donde los púgiles de la compañía no trabajaron para progresar en su aprendizaje. Como duelo de semifondo, el ascendente peso ligero Floyd Schofield (16-0, 12 KO) destrozó en un asalto a Ricardo López (17-8-3, 12 KO), tras derribarlo cuatro veces.  El peso medio Shane Mosley Jr. (21-4, 12 KO) se impuso en seis rounds a Joshua Conley (17-6-1, 11 KO), que ya venía de dos derrotas, y el supermedio Darius Fulghum (9-0, 9 KO) pidió a gritos mayor oposición al acabar en cinco minutos con Pachino Hill (8-5-1, 6 KO), que solo ha perdido en sus últimas cuatro peleas.

Será 2024 un año importante para Golden Boy Promotions, ya que en el que termina no ha logrado reponerse de su crisis deportiva, sin campeones del mundo masculinos hasta la sorpresa de Lamont Roach hace unos días y con menor peso también en el pugilismo femenino. Aún recuperándose de la errónea decisión de prescindir de Roberto Díaz como emparejador de combates, la empresa de Óscar de la Hoya necesita cuadrar buenos duelos para sus veladas y tener alguna estrella mundial que suscite gran interés (ya sabemos que Ryan García quiere abandonar el barco) si no quiere dar otro paso, el enésimo, hacia la irrelevancia.