El año boxístico ha arrancado con polémica en Estados Unidos. Como recogimos en ESPABOX, Tony Weeks detuvo la pelea entre Vergil Ortiz y Fredrick Lawson en el primer asalto sin que el ghanés encajase apenas golpes.

Horas después de la pelea, el árbitro ha afirmado que a Lawson se le encontró un aneurisma antes de subir al ring, pero al repetir otro médico la prueba del escaneo cerebral, no se hallaron finalmente impedimentos para boxear.

Un aneurisma cerebral es un ensanchamiento anormal en la pared de una arteria del cerebro, que puede llegar a romper la arteria con más facilidad.

La Comisión Atlética de Nevada guarda silencio, pero la promotora Golden Boy Promotions ha negado las acusaciones de Weeks y ha confirmado que Lawson recibió el visto bueno para boxear.

Lo de Tony Weeks no tiene nombre, en los últimos tiempos ha demostrado su escasa profesionalidad con decisiones lamentables, como en los combates de Andre Ward contra Sergey Kovalev (II) y la increíble parada arbitral de Ismael Barroso ante Rolando Romero este mismo año.

Un árbitro ha de limitarse a aplicar el reglamento a todos por igual, si cree que un púgil corre peligro, pero han autorizado la pelea, o arbitra con todas las consecuencias o se niega a arbitrar, pero nunca debe aplicar el reglamento de manera desigual en cada combate. Su actuación del pasado sábado fue un insulto para el boxeo.