El rugido en la jungla resuena todavía. Cincuenta años después (que hoy se cumplen) del triunfo de Muhammad Ali sobre George Foreman en Kinshasa, el «rope-a-dope» del de Louisville ha inspirado obras maestras como el documental «Cuando éramos reyes» o el libro «El combate» de Norman Mailer. La pelea fue retransmitida en todo el mundo, que acogió con sorpresa el triunfo de Ali sobre el imbatido Foreman.
En contraste con la narrativa actual, el resultado deparó decenas de suspicacias, alimentadas por la animadversión a la figura de Muhammad Ali, así como por su estrecha relación con la Nación del Islam. El recién coronado rey de los pesados comenzó su celebración en Zaire, donde realizó junto a George Foreman una visita al dictador Mobutu Sese Seko.
La prensa internacional dividía sus reportajes entre las crónicas sobre un acontecimiento histórico y los rumores de amaño, lo cual alimentaba aquella máxima de Ali sobre que lo primordial era que hablasen de él, sin importar si era para bien o mal. El hombre más popular del momento abandonó el continente africano en un avión sin destino conocido para los periodistas.
Menos de veinticuatro horas después de la pelea, el jueves 31 de octubre de 1974, Muhammad Ali aterrizó en el Aeropuerto de Barajas junto a todo su séquito. La expedición del campeón se dividió, ya que Ali esperó brevemente en Madrid para coger un vuelo rumbo a París, donde hizo escala antes de regresar a Estados Unidos.
Minutos después tomó tierra otro avión procedente de Barcelona. Los fotógrafos pugnaban para conseguir la mejores instantáneas de Johan Cruyff y Johan Neeskens, que encabezaban al Barça, que tenía que enfrentarse al Atlético de Madrid en un partido liguero entre el campeón y el subcampeón de la temporada anterior. MARCA y AS enviaron a sus redactores para entrevistar a las estrellas azulgranas, y para su sorpresa se toparon con José Legrá (junto a su perro) y Kid Tunero. El excampeón mundial del peso pluma y su entrenador se acercaron al aeropuerto para saludar al sonriente equipo de Ali, que ponía rumbo a Miami. Angelo Dundee (entrenador de Ali), Luis Sarriá (asistente de Dundee) y Ferdie Pacheco (médico de Ali) accedieron a conceder sus primeras declaraciones desde Barajas.
«Ali ha ganado la pelea, entre otras cosas, porque estaba soberbiamente preparado. Se lo tomó muy en serio desde el mes de mayo. Es cuando comenzó su preparación», declaró el cubano Luis Sarriá a MARCA. Los periodistas todavía no habían podido ver el combate, ya que Televisión Española programó su emisión con los comentarios de Héctor Quiroga para las 23:30 del 31 de octubre, por lo que Angelo Dundee alertó de su espectacularidad a los periodistas: «Ya verán esta noche la pelea que ha hecho Ali. Majestuosa. Llevamos muchos años en esto y creemos que presenciamos la pelea más bonita y más técnica de nuestra vida».
La presencia del equipo de Muhammad Ali volvió a quedar en segundo plano. Como un viajero más procedente de Glasgow llegó Ladislao Kubala, cuestionado en España por la posible ausencia de Amancio Amaro para el partido clasificatorio para la Eurocopa de 1976 que debía disputarse tres semanas después en Escocia. Las acusaciones de amaño del combate sí habían llegado a Madrid, las cuales desmintió Angelo Dundee con sarcasmo: «¿Tongo? Ali hizo una pelea sensacional. Eso lo pueden decir, nada más, los que no vieron la pelea. La «mafia» somos nosotros, que somos cubanos e italianos, pero nada más».
Dundee explicó la estrategia de Ali, la cual era a priori una temeridad ante un pegador como Foreman: «Ali lo hizo de maravilla. Le dejó al otro y se acercó poco a poco a base de golpes muy efectivos. El otro no se movía. No sabemos lo que le ocurría. Ali fue bastante más astuto». Una revancha, que nunca llegó a concretarse, parecía la opción más lógica, más aún cuando Don King garantizó cinco millones de dólares a cada boxeador. A su llegada a Madrid, Ali ya había recibido millón y medio, pero su equipo todavía no había cobrado un centavo. «Allí mismo se habló de esa posibilidad. Y los dos púgiles están de acuerdo, porque es dinero para ellos. Se hará dentro de seis meses, o un año, poco importa», confirmó Dundee.
El fluido español del médico personal de Muhammad Ali sorprendió a los periodistas. Debajo del popular hipocorístico de Ferdie estaba Fernando Pacheco Jiménez, hijo de inmigrantes cubanos con raíces asturianas. La cultura española apasionaba era una de sus pasiones, y en su segundo matrimonio se casó con una bailaora de flamenco, también de origen español, que aprendió a dominar el tablao en Sevilla. El hogar de los Pacheco fue el refugio de los brigadistas en Florida durante la Guerra Civil Española, donde Ferdie quedó marcado por las cruentas historias que escuchó. Ferdie Pacheco situó el triunfo ante Foreman junto al conseguido con Sonny Liston: «Cassius es un actor de teatro sin teatro. Quiere estar en primer plano de la actualidad porque ello forma parte de sus exigencias como boxeador. Me atrevo a decir que si dejamos aparte su primera victoria sobre Sonny Liston, el triunfo de Kinshasa ha sido su segunda gran efeméride en su historial».