Fernando Sanz
Ig:@fer_tito_14

Mike Tyson (50-6, 44 KO) es sinónimo de nocaut, un fenómeno del ring cuya capacidad para definir combates con un solo golpe marcó la historia del boxeo. Conocido como «Iron Mike» o «El hombre más malo del planeta», el excampeón mundial del peso pesado dejó tras de sí una colección de nocauts memorables que aún son referencia en el deporte. Hoy, en la antesala de su enfrentamiento con Jake Paul, los recuerdos inundan la mente de muchos aficionados. Por ello, estos son los cinco mejores momentos de su carrera que lo consolidaron como uno de los mayores pegadores en la historia del boxeo.

1. Michael Spinks (1988): El nocaut que consagró a una leyenda
En una de las peleas más esperadas de la década, Tyson se enfrentó a Michael Spinks (31-1, 21 KO), un invicto que ostentaba el título lineal del peso pesado. En tan solo 91 segundos, Tyson derrotó a su rival con una combinación devastadora que terminó con un gancho al cuerpo y un golpe al mentón. Spinks cayó de forma definitiva, y Tyson consolidó su dominio absoluto en la categoría.

2. Trevor Berbick (1986): El nacimiento del campeón más joven

Con tan solo 20 años, Tyson se convirtió en el campeón mundial más joven de peso pesado al derrotar a Trevor Berbick (49-11, 33 KO) por nocaut técnico en el segundo asalto. En este combate, Tyson demostró su contundencia con una serie de golpes que dejaron a Berbick tambaleándose y cayendo varias veces antes de que el árbitro detuviera la pelea. Este nocaut no solo fue una exhibición de fuerza, sino también el comienzo de una nueva era en el boxeo.

3. Larry Holmes (1988): Retirando a una leyenda

El excampeón mundial Larry Holmes (69-6, 44 KO), quien había dominado la categoría durante años, salió del retiro para enfrentarse a Tyson. Si bien muchos creían que su experiencia sería suficiente para contener al joven campeón, Tyson lo derribó en el cuarto asalto con una serie de golpes fulminantes. Fue la primera y única vez que Holmes perdió por nocaut en su carrera, lo que demuestra el poder incomparable de Tyson.

4. Frank Bruno (1989): La furia de Tyson en acción

En su primer enfrentamiento con Frank Bruno (40-5, 38 KO), Tyson demostró su habilidad para combinar agresividad y precisión. Tras un inicio competitivo, Tyson desató una serie de golpes que culminaron con un derechazo al mentón de Bruno en el quinto asalto, lo que obligó al árbitro a detener la pelea. Este nocaut reafirmó su estatus como el boxeador más intimidante del momento.

5. Marvis Frazier (1986): Un nocaut de 30 segundos

En una contienda que se convirtió en uno de los nocauts más rápidos de su carrera, Tyson se enfrentó a Marvis Frazier (19-2, 8 KO), descendiente del legendario Joe Frazier (32-4-1, 27 KO). En tan solo 30 segundos, Tyson ejecutó una combinación precisa y potente de ganchos y uppers que dejó a Frazier inmovilizado contra las cuerdas. Este combate ejemplifica la esencia de Tyson: velocidad, exactitud y una fuerza devastadora.

Mike Tyson: El legado eterno del nocaut

Mike Tyson no solo será recordado por su habilidad para definir combates con nocauts espectaculares, sino también por revolucionar la categoría de los pesos pesados. Su técnica de ‘Peek-a-Boo’, combinada con una explosividad y agresividad sin precedentes, lo convirtió en un fenómeno único. Cada pelea de Tyson era un espectáculo, y sus golpes devastadores definieron su era.

Durante su reinado, no solo dominó el cuadrilátero, sino que revitalizó una división que había perdido emoción. Tyson era sinónimo de espectáculo, y su aura intimidante hacía que los rivales se sintieran asustados incluso antes de entrar al ring. Más allá de sus logros deportivos, su vida dentro y fuera del boxeo estuvo marcada por controversias y momentos difíciles, pero su capacidad para reinventarse y seguir siendo una figura relevante es un testimonio de su resiliencia.

El legado de Tyson no se limita a sus 44 nocauts profesionales; reside en la manera en que transformó el boxeo en un deporte de emociones intensas y momentos inolvidables. Su nombre sigue siendo sinónimo de grandeza, y su impacto trasciende generaciones, consolidándose como uno de los íconos más influyentes en la historia del deporte.