Redacción ESPABOX
El pasado 3 de diciembre Alfredo Evangelista cumplió 70 años. Dos días después, el podcast Libra x Libra estrenó un episodio monográfico acerca del Madison Square Garden. «La Meca del boxeo» no es ajena a la máxima de que los pesos pesados son la categoría reina del noble arte. Cincuenta y ocho años después de la última victoria en el recinto neoyorquino de Paulino Uzcudun, Alfredo Evangelista consiguió un importante triunfo ante Pedro Soto el 29 de septiembre de 1977.
El boxeador nacido en Montevideo se convirtió en tiempo récord en uno de los deportistas más populares de España después de la muerte de Francisco Franco. En su octavo combate como profesional, Evangelista doblegó a Urtain para tomar el testigo del guipuzcoano. José Luis Martín Berrocal retomó sus negocios pugilísticos con Alfredo Evangelista como buque insignia y el empresario aceptó la oferta para que su protegido se enfrentase al mismísimo Muhammad Ali el 16 de mayo de 1977 en Landover (Estados Unidos). El hispanouruguayo perdió con el de Louisville por puntos tras quince asaltos, pero su sorprendente desempeño a pesar del resultado hizo que los aficionados estadounidenses pusiesen sus ojos sobre aquel chaval de 22 años como posible aspirante (o esperanza blanca) a las coronas mundiales, una vez Ali anunciase su retirada. Los promotores americanos, con Don King a la cabeza, también batallaron por contratar a Evangelista para delirio de Martín Berrocal. Cuatro meses después de la pela con Muhammad Ali, Evangelista se coronó campeón europeo al derrotar a Lucien Rodríguez.
La actuación del hispanouruguayo suscitaba un enorme interés en Estados Unidos. Teddy Brenner, matchmaker del Madison, se desplazó hasta la capital de España para presenciar en primera fila el combate. Martín Berrocal informó a Evangelista que debía volar el 14 de septiembre desde Madrid a Nueva York para boxear en la velada que encabezaba el combate entre Muhammad Ali y Earnie Shavers. El acuerdo entre Brenner y Martín Berrocal se selló con anterioridad al enfrentamiento contra Rodríguez, y quedaba sujeto a lo que ocurriese en el madrileño Palacio de los Deportes. Una vez aterrizó junto a José María Martín «Bufalo», Evangelista recibió la confirmación de que Pedro Soto sería su rival para estrenarse en el Madison Square Garden. El boricua era un habitual de las veladas del recinto neoyorquino, que no había podido cumplir las esperanzas depositadas en él. Para comprobar de primera mano el potencial de la nueva sensación del boxeo europeo le solicitaron que se emplease a fondo. Cuarenta y ocho horas de la pelea con Pedro Soto, Alfredo Evangelista apenas podía salir de la cama. Las lluvias repentinas de Nueva York y el cambio de comida pasaron factura a su organismo. El campeón de Europa pidió a Eddie Mafuz que le trasladase a Teddy Brenner su imposibilidad para subir al ring. La fiebre remite al tiempo que Evangelista se mantiene firme en no boxear, temeroso de encajar una derrota que frene sus aspiraciones. Brenner atiende a las explicaciones del boxeador, pero la decisión queda en manos de Martín Berrocal y Mafuz.
En la revisión médica aflora una amenaza que atemoriza al equipo de Evangelista: al tratarse de un compromiso laboral, si no cumple con lo acordado le podría ser denegada la entrada en Estados Unidos en el futuro, pero un descendiente de asturianos como Ferdie Pacheco tiene la solución. El médico de Muhammad Ali suministró una inyección que permitió al monarca del Viejo Continente aceptar enfundarse los guantes en el último momento. Teddy Brenner insistió a Alfredo Evangelista que era superior al puertorriqueño incluso enfermo. La desconfianza del hispanouruguayo se transformó en certeza. Un golpe bajo le hizo poner la rodilla sobre la lona para buscar una descalificación que no se decretó. En el octavo asalto, el árbitro confirmó la victoria por nocaut técnico de Alfredo Evangelista. Mucho peor lo pasó Muhammad Ali, que evidenció su declive a pesar de ganar a Earnie Shavers por puntos. «Pobre Clay» tituló Marca, mientras que AS llevó a su portada la imagen triunfal de Evangelista.
La victoria mejoró el estado de Alfredo Evangelista, que fue solicitado por las calles de Nueva York. Tras una cena acorde a la victoria, el boxeador y su equipo pusieron rumbo a España. A su llegada a Madrid, Evangelista confesó las presiones a las que fue sometido en el Madison Square Garden. «Me pusieron en la mano un contrato para pelear con Cassius Clay, por el título mundial, si decidía combatir», declaró Evangelista a AS. Los representantes de Ali buscaban un rival para una posible defensa en Manila, dos años después del tercer combate con Joe Frazier, que no llegó a concretarse. A diferencia de Evangelista, José Luis Martín Berrocal sí era consciente de que la oferta no era más que papel mojado, por lo que inició las negociaciones para la primera defensa del título europeo.