Rahman-Lewis

Billie Sloane, IFL TV

En el electrizante mundo del boxeo, pocas frases son tan polarizantes como «golpe de suerte». Es el último insulto a un artista del nocaut, descartar su victoria como resultado de la casualidad en lugar de la habilidad, el momento o la preparación. Pero, ¿es el golpe de la suerte un fenómeno real? ¿O es una excusa conveniente, esgrimida por fanáticos y peleadores por igual para desacreditar una derrota o disminuir una victoria? Exploremos si la suerte realmente tiene un lugar en un deporte basado en la precisión, la disciplina y la estrategia.

La anatomía de un nocaut
El boxeo es, en esencia, una ciencia. Cada golpe lanzado conlleva una intención, calculada en base a innumerables horas de entrenamiento, estudiando los movimientos de un oponente y preparándose para las aperturas de una fracción de segundo que pueden cambiar una pelea. Un nocaut en el momento oportuno suele ser la culminación de toda esta preparación, no una ocurrencia fortuita.

Como dijo una vez Lennox Lewis: «No existe un golpe de suerte. Lanzas el puñetazo, apuntas y aterriza. La suerte no entra en ello». Esta perspectiva subraya la disciplina del deporte: los puñetazos no caen por accidente; están dirigidos con habilidad y propósito.

Por ejemplo, el impresionante nocaut de Juan Manuel Márquez sobre Manny Pacquiao en 2012, un momento que algunos descartaron como un «golpe de suerte». En realidad, Márquez pasó años estudiando las tendencias de Pacquiao, esperando la oportunidad perfecta para contrarrestar su enfoque agresivo. ¿El resultado? Un golpe que pasará a la historia no como suerte, sino como una brillantez nacida de la preparación.

¿Suerte u oportunidad?
Pero, ¿la suerte no tiene cabida en el boxeo? Si bien el término «golpe de suerte» puede simplificar demasiado las cosas, no se puede negar que algunos nocauts ocurren en momentos de oportunidad inesperada en lugar de una estrategia deliberada. Un peleador que está siendo superado aún podría asestar un golpe que ponga fin a la pelea al capitalizar el error de un oponente: una bajada de guardia, un momento de exceso de confianza o incluso un resbalón.

La sorpresiva victoria de Andy Ruiz Jr. contra Anthony Joshua en 2019 desató un debate sobre si su victoria se debió a la suerte o a la persistencia implacable. Joshua pareció subestimar la velocidad de la mano y la resistencia de Ruiz, y algunos argumentaron que la secuencia que condujo a las caídas fue caótica en lugar de calculada. Pero como dijo el propio Ruiz: «Le pegué con puñetazos que no vio venir. Eso no es suerte, así es el boxeo».

La línea entre la suerte y el aprovechamiento del momento suele ser borrosa, pero ¿es eso lo que hace que el boxeo sea tan emocionante? En un deporte en el que un golpe puede acabar con todo, ¿la imprevisibilidad en sí misma invita a la idea de la suerte?

El papel del azar
Si bien la habilidad es la piedra angular del boxeo, el azar juega un papel innegable. Los boxeadores son humanos: cometen errores, tienen malas noches y se ven afectados por variables que escapan a su control. Un golpe perfectamente sincronizado puede no ser solo el resultado de la estrategia; también puede depender de que el oponente se incline hacia adelante en el momento equivocado.

La mano derecha de Deontay Wilder ha sido descartada por algunos críticos como un arma de “golpe de suerte”, un golpe salvaje y poco ortodoxo que lo ha rescatado en peleas difíciles. Pero, ¿es suerte cuando el poder de Wilder ha sido constantemente devastador a lo largo de su carrera? Como dijo el propio Wilder: “Mis oponentes pueden llamarlo suerte, pero todos se preparan para ello y aún así reciben golpes”.

Momentos famosos de “golpe de suerte”
La historia del boxeo está llena de momentos en los que se ha utilizado el término “golpe de suerte”. Estos son algunos de los más debatidos:

*Hasim Rahman vs. Lennox Lewis (2001): El nocaut de Rahman en el quinto asalto sobre Lewis fue ampliamente calificado como un golpe de suerte, ya que Lewis parecía demasiado confiado y poco preparado. Pero, ¿fue suerte o simplemente Rahman aprovechó una oportunidad cuando Lewis bajó la guardia?

*Buster Douglas vs. Mike Tyson (1990): La victoria de Douglas sobre Tyson no fue solo un golpe de suerte, fue un desmantelamiento calculado e implacable del campeón aparentemente invencible. Sin embargo, el equipo de Tyson descartó el resultado como una casualidad. ¿Fue eso una excusa para no estar preparado o una desestimación injusta de la brillantez de Douglas?

*Corrie Sanders vs. Wladimir Klitschko (2003): El nocaut técnico de Sanders en el segundo asalto sorprendió al mundo de los pesos pesados, y muchos atribuyeron la sorpresa a golpes afortunados y con efecto. Pero Sanders tenía reputación de poder, y su comienzo agresivo expuso las vulnerabilidades de Klitschko. ¿Fue realmente suerte o simplemente una manera de explotar las debilidades adecuadas?

Sanders-Klitschko

*Manny Pacquiao vs. Ricky Hatton (2009): El devastador nocaut de Pacquiao en el segundo asalto sobre Hatton llevó a algunos fanáticos a descartarlo como una casualidad. Pero la verdad es que Pacquiao preparó cuidadosamente el golpe con precisión y un contraataque estratégico al estilo excesivamente agresivo de Hatton.

*Sergio Martínez vs. Paul Williams II (2010): Martínez asestó un zurdazo asombroso en el segundo asalto, noqueando a Williams en uno de los finales de un solo golpe más icónicos de todos los tiempos. Si bien algunos lo llamaron suerte, Martínez había leído claramente las tendencias de Williams, lo que lo convirtió en un contraataque perfectamente ejecutado.

*Julian Jackson vs. Herol Graham (1990): Conocido por su poder explosivo, Julian Jackson conectó un derechazo que puso fin a la pelea sobre Herol Graham, a pesar de estar muy por detrás en las tarjetas y al borde de ser detenido él mismo. Los críticos lo etiquetaron como un golpe de suerte, pero la capacidad de Jackson para mantener el poder de nocaut bajo presión demostró que no fue nada bueno.

*Carl Froch vs. George Groves II (2014): El golpe de nocaut de Froch en el octavo asalto fue criticado por algunos como afortunado, ya que la pelea había estado reñida hasta ese momento. Sin embargo, el propio Froch lo llamó «el mejor golpe que he lanzado» y una culminación deliberada de su experiencia y timing.

*Antonio Tarver vs. Roy Jones Jr. II (2004): El sorprendente nocaut de Tarver en el segundo asalto sobre Jones a menudo se describe como un momento de suerte. Sin embargo, la mano izquierda perfectamente colocada de Tarver llegó después de meses de estudiar los movimientos y vulnerabilidades de Jones. ¿Fue suerte o un golpe maestro táctico?

*Sugar Ray Leonard vs. Thomas Hearns I (1981): En el 14.º asalto de su legendaria pelea, Leonard desató una serie de golpes que detuvieron a Hearns y cambiaron el rumbo a su favor. Mientras algunos decían que era desesperación, Leonard argumentaba que era estrategia: “No se lanzan golpes afortunados durante 14 asaltos”.

*Marcos Maidana vs. Adrien Broner (2013): La temprana caída de Maidana a Broner marcó la pauta de la pelea, y algunos la calificaron de afortunada debido al ángulo poco ortodoxo del golpe. Sin embargo, el agresivo plan de juego de Maidana y su implacable presión demostraron que era parte de una estrategia más amplia.

Cada uno de estos momentos desató debates que se han prolongado durante años, dividiendo tanto a fanáticos como a expertos. ¿Fueron momentos de fortuna divina o testimonios de la belleza impredecible del boxeo?

El impacto psicológico
La idea del «golpe de suerte» a menudo refleja más el juego mental que el físico. Los peleadores que pierden por un supuesto golpe de suerte a menudo usan la narrativa como una forma de preservar su confianza. Es más fácil creer que perdiste por casualidad que admitir que fuiste superado por un oponente mejor.

Pero, ¿Qué pasa con el ganador? Cuando su éxito se reduce a mera suerte, ¿afecta a su psique? El boxeo ya es un deporte plagado de dudas, y que te digan que tu victoria fue inmerecida puede pesar mucho en el estado mental de un boxeador.

¿Le importa a los aficionados?
A los aficionados les encanta un buen debate, y la narrativa del golpe de suerte alimenta discusiones interminables. Pero, ¿importa si un nocaut fue afortunado o no? La emoción del boxeo radica en su imprevisibilidad, en la idea de que en cualquier momento, la marea puede cambiar. ¿No es eso parte de lo que pagamos por ver?

Al mismo tiempo, ¿deberían los fanáticos ser más respetuosos con los años de preparación, disciplina y sacrificio que conlleva cada pelea? Cuando decimos que un golpe es «afortunado», ¿estamos socavando la habilidad del boxeador?

¿Es cada golpe parte del plan?
El mito del puñetazo de suerte nunca morirá porque es una historia demasiado tentadora como para ignorarla. Ofrece una explicación conveniente para los disgustos, una red de seguridad para los egos y una chispa para un debate interminable. Pero la verdad es que el boxeo rara vez se trata de suerte, se trata de habilidad, sincronización y la capacidad de aprovechar el momento.

Entonces, la próxima vez que veamos a un luchador caer por un golpe devastador, tal vez deberíamos hacer una pausa antes de descartarlo como suerte. En cambio, podríamos preguntarnos: ¿Fue suerte o fue la culminación de todo lo que representa el boxeo: precisión, preparación y corazón puro?

¿Qué te parece? ¿La suerte juega un papel en el boxeo, o cada golpe es parte del plan?