Gilberto "El Zurdo" Ramírez

Uno de los combates que más ilusión generaba al aficionado de cara a los próximos meses era la unificación de tres de los cuatro cinturones del peso crucero, algo de lo que ya se había empezado a especular con los millones saudíes ayudando en la organización del envite.

El peso crucero ha sido de los menos atractivos este último lustro, con varios motivos contribuyendo a ello, como que la WBA permitiera que su campeón, Arsen Goulamirian, realizase una sola defensa entre 2019 y 2024 o Lawrence Okolie, titular WBO en varias ocasiones, con su boxeo constante de agarres e irregularidades.

Sin embargo, la unificación del año pasado, donde Gilberto Ramírez (47-1, 30 KO) logró reunir los cintos WBA-WBO, y la irrupción de Jai Opetaia (27-0, 21 KO), campeón IBF pese a algunos sinsentidos del organismo, ha revitalizado la división. El WBC, por su parte, ni siquiera se aclara tras unas rocambolescas decisiones entre Badou Jack y Noel Mikaelyan, intercambiando sus posiciones como titular mundial y campeón en receso a su completo arbitrio.

Cuando parecía cercana la triple unificación entre El Zurdo y Opetaia como cabeza de cartel de la gala enfrentando a Golden Boy Promotions y Matchroom Boxing, la WBA ha instado al mexicano a defender su corona ante el cubano Yuniel Dorticós (27-2, 25 KO). Cabe pensar que los de Gilberto Mendoza suavizarán su postura, y más con el citado antecedente de Goulamirian, al que permitieron conservar su campeonato varios años sin subir al ring. El caribeño, de 38 años, tampoco es un paradigma de actividad, pues ha disputado solo un asalto desde 2022. Dependiendo de las negociaciones y la influencia (eufemismo para dinero) de Turki Alalshikh en la Asociación Mundial, el buen pleito entre Ramírez y el australiano debería postergarse unos meses.