Ayer en la localidad británica de Liverpool, Queensberry Promotions organizó una gala que contenía varios combates de interés, sobre todo uno con título mundial en juego.

El local Nick Ball (22-0-1, 13 KO) defendía por segunda vez el cinturón del peso pluma en versión WBA. Su retador era el veterano T.J. Doheny (26-6, 20 KO). Fue el típico combate del pequeño campeón, yendo hacia delante constantemente y lanzando golpes de todas las formas posibles, especialmente en las zonas altas del irlandés. En todos los parciales, Ball lanzó más ofensiva que el veterano aspirante, poco a poco desbordado y quebrantado hasta que, después del décimo asalto, el equipo de Doheny decidió con acierto mantenerlo en la esquina. Iba muy abajo en las cartulinas, pese a un punto sustraído al local en el noveno asalto por empujar al rival a la lona, y tenía el rostro muy marcado. Sin embargo, el choque pudo cambiar al final del segundo round: Ball, harto de las triquiñuelas de su adversario, se zafó de un agarre en la cabeza y pateó el trasero de Doheny. El réferi, otro de los habituales como Michael Alexander, hizo oídos sordos a la posible descalificación.

Previamente al reseñado duelo, se disputaron otros de los que destacaremos dos. Uno de ellos tenía en liza los títulos británico y Commonwealth. El excampeón mundial Charlie Edwards (20-2, 7 KO) salió a correr frente al pegador Andrew Cain (14-1, 12 KO) y así se pasó los primeros dos tercios del envite, cuando el público, demasiado paciente, empezó a mostrar su disconformidad. Cain le buscó, pero tampoco estuvo certero y Edwards pudo anotarse alguno de los últimos rounds con el uso del jab. Las puntuaciones, como es desgraciada costumbre últimamente, fueron irrisorias y provocaron el ooooh del público: el terrible Steve Gray otorgó la pelea al inoperante Edwards 115-113, mientras que los otros jueces fallaron en favor de Cain, con un no menos chocante 115-114 incluyendo round 10-10 y 116-112, la única razonable.

En el límite supergallo, y con un título menor de la WBO en juego, el rumano residente en España Ionut Baluta (17-5-1, 3 KO) dio otra sorpresa en tierra británica al imponerse a Brad Strand (12-2, 4 KO). Fueron asaltos igualados, con Strand mejor en la primera parte de la contienda, pero bajando una marcha en la segunda, quizá pensando en la ventaja que llevaría en las cartulinas. En el noveno asalto, un golpe de Baluta fue acompañado por un pisotón a su rival, sorprendentemente contando el árbitro el derribo en una acción que pudo ser decisiva. Así fue, porque un juez vio ganar a Strand 96-94 y dos a Baluta, 97-93 y 98-91; nos alegramos mucho por el triunfo del Capo, otras veces perjudicado por las decisiones, pero entendemos que el combate fue igualado o incluso ligeramente favorable al inglés.