Año nuevo, vida vieja. Los organismos de boxeo siguen demostrando que son los mayores enemigos del propio deporte con sus acciones un día tras otro.

En este caso, ha sido la WBA, uno de los más calamitosos, quien vuelve a otorgar el estatus de campeón del mundo a un boxeador que no ha pasado por el cuadrilátero para obtenerlo, como ocurre con Erislandy Lara y el peso medio del mismo organismo.

Abdul Wahid, nombre musulmán de Gervonta Davis tras su conversión al Islam con gorra deportiva puesta, ha sido ascendido a campeón mundial de pleno derecho tras considerar la WBA que Devin Haney ya no milita en el peso ligero. Por tanto, el campeón «regular» (lamentable título que solo confunde al espectador y cuya desaparición sería más que deseable) ahora figura en el punto más alto de este particular escalafón tras heredar, sin pisar el ring, la posesión de Haney.

Está por ver si esto cambia las cosas para el de Baltimore, que no pisa el ring desde su triunfo el pasado abril frente a Ryan García. Si sigue sobreprotegido por Mayweather Promotions y PBC, un boxeador con talento para ser de los cinco mejores del mundo en cualquier peso corre el riesgo de finalizar su carrera con un discretísimo legado.