Daniel Pi
@BastionBoxeo
El filipino, campeón mundial IBF del peso supermosca, Jerwin Ancajas (28-1-1, 19 KO) se encontró tras su fantástica defensa de noviembre ante Jamie Conlan con una trascendental decisión que tomar: participar en la velada Super Fly 2 o firmar un acuerdo de múltiples peleas con Top Rank. Finalmente, a últimos de diciembre se dio a conocer que Ancajas había optado por la segunda opción, siguiendo el que muchos consideran el camino lógico e inevitable para quien es tildado insistentemente como el “heredero de Pacquiao”.
Seguramente, el titular habrá dejado definitivamente atrás con este contrato las bolsas ridículamente bajas que percibió en el pasado y además entra directamente en su debut estadounidense en el semifondo de un evento, organizado en el Bank of America Center de Corpus Christi (Estados Unidos), televisado por ESPN y encabezado por el consolidado campeón del supermedio Gilberto Ramírez. Pero, siguiendo la lógica de control de gastos y beneficios de Arum para este fin de semana de Super Bowl, su oponente es también, como en el caso de Ramírez, un púgil muy por debajo del nivel de la élite de la división.
Este retador será el mexicano Israel González (21-1, 8 KO), que no cuenta con la experiencia, recursos o pegada para poner en apuros al eléctrico tagalo. De sus veintidós subidas a un ring, en sólo dos González ha combatido con un boxeador de nivel, siendo estos el excampeón mundial Ramón García Hirales, que tocó el fondo de una mala racha de resultados y de rendimiento en dicha pugna, y un Yonathan Padilla considerablemente competente y ante el que logró quizás su mayor triunfo.
Pese a esta meritoria victoria en el circuito mexicano, Padilla no supone un reto ni remotamente equivalente al del zurdo Ancajas, que es velocísimo tanto de pies como de manos, que posee un croché de derecha tan potente como su recto aislado, al rostro o al cuerpo, y que cuenta con ganchos infinitamente variados, heterodoxos y explosivos.
Ciertamente, se le dan más opciones a González contra Ancajas que a Ahmed ante Ramírez, y esto es lógico, porque el adversario del monarca del supermosca es un boxeador bastante sólido que, como se espera de un boxeador mexicano, es agresivo, tenaz y resistente. Junto a ello, González puede ofrecer algunas buenas esquivas de cintura y oportunos pasos atrás para eludir ofensivas. Si bien cuenta con estos puntos a su favor, su precisión es en ocasiones bastante deficiente y no es demasiado rápido, por lo que debería pagar un precio elevadísimo en sus esfuerzos por acechar a Ancajas, que encontrará muchas facilidades para contragolpear en las aberturas que deja en su guardia González cuando se lanza al ataque. En cualquier caso, este combate parece garantizar, más que el estelar, un desarrollo entretenido, en el que ninguno de los combatientes se contendrá, en el que habrá numerosos intercambios y temibles golpes de poder y en el que es muy posible que Ancajas pueda mejorar sus excelentes números recientes, que reflejan catorce victorias antes del límite en sus últimas quince peleas.
Tanto uno como otro boxeador superaron el pesaje sin dificultades, dando en la báscula Ancajas 52,000 kg y González 51,700 kg, ambos por debajo del límite del peso supermosca de 52,200 kg.