Daniel Pi
@BastionBoxeo
Como informó Espabox la pasada semana, a falta de tan solo unos días para la disputa del campeonato mundial WBC del peso superpluma el Consejo Mundial de Boxeo admitió como aspirante al cetro que posee el mexicano Miguel Berchelt (32-1, 28 KO) al ghanés Maxwell Awuku (44-3-1, 30 KO), que ni siquiera aparecía, ni aparece todavía, en la clasificación mundial del organismo.
Con ello, una vez más el WBC demostraba que ha perdido el rumbo, navegando en una recurrente práctica de arbitrariedades en la que podemos contar numerosos inmediatos precedentes: la designación de Berman Stiverne como aspirante oficial de Deontay Wilder, la sanción como eliminatoria final del combate entre Danny García y Brandon Ríos, la elección como coaspirante al cetro mundial del superligero de Amir Imam, el mantenimiento de Luis Nery como monarca a pesar de un positivo en antidopaje y la permisividad ante la falta de defensas obligatorias de Adonis Stevenson durante casi cuatro años o ante la realización de sólo dos defensas por parte de Gary Russell en cerca de tres años.
Lo peor de todo es que esta lista de irregularidades no acaba aquí, ni mucho menos, sino que podríamos seguir remontándonos en el tiempo encontrando constantemente decisiones injustificables, aunque esta enumeración sería tan extensa que nos alejaría durante páginas y páginas del encuentro mundialista de este fin de semana. De todos modos, no se puede dejar de subrayar la contradicción tan absoluta que presenta el WBC entre sus palabras y hechos, ya que ni la IBF, ni la WBO, ni la WBA pregonan tanto sus pretensiones de honradez, justicia y transparencia como el organismo presidido por Mauricio Sulaimán, pudiéndose llegar a pensar que éste se cree sus propias mentiras.
Después de lo visto hace una semana entre Gilberto Ramírez y Habib Ahmed, un enfrentamiento pésimamente emparejado, lo que menos se necesitaba era un encuentro que sobre el papel podría estar incluso peor nivelado, pero esto es lo que precisamente encontramos en el choque entre Berchelt y Awuku, restándonos sólo el consuelo de que en la semana siguiente la actividad resultará muy interesante tanto para los boxeadores españoles, que disputarán tres cetros de la Unión Europea, como para los extranjeros, que combatirán en tres mundiales.
Hasta entonces, y regresando al tercer duelo de relevancia mexicano-ghanés de lo que llevamos de temporada (el primero fue el Dogboe-Juárez), lo que se debería ver sobre el ring este sábado en la Arena Oasis de Cancún (México) es un enfrentamiento de un solo lado, muchos creen que incluso breve, entre el que es considerado como el segundo mejor peso superpluma de la actualidad, por detrás sólo de Lomachenko, y un retador que nunca ha logrado una victoria destacable, ni siquiera ante la cumbre nacional ghanesa.
Quizás, si en lugar de tener en cuenta que en sus últimas siete victorias Awuku superó a adversarios que poseían un récord combinado de 85 derrotas pasamos a analizar sus dos combates ante un top 15 mundial, los exretadores Liam Walsh y Daud Yordan, podríamos ver que, a pesar de perder, logró capturar algunos asaltos e incluso ante el segundo ofreció una pugna igualada. Con todo, hay que destacar que el británico sólo poseía entonces nueve peleas y no había pasado ningún test mínimamente serio, y de todos modos su triunfo fue sobre el ring notablemente solvente, mientras que contra Yordan en gran parte mostró capacidad para sobrevivir y embarrar ante un boxeador que, más allá de que no tuvo su mejor día, no cuenta con muchos recursos. Pero este no es el caso de Berchelt, un púgil muy potente, con buena técnica y enorme fluidez ofensiva, tanta que ha logrado diez de sus últimos once triunfos antes del límite, y que es tan capaz de demoler con presión como de dominar a distancia, por lo que ha noqueado a Francisco Vargas y ha vencido con amplitud a Takashi Miura en sus dos últimos combates.
Así, midiéndose a un Awuku que es mucho más lento, que no tiene un gran juego de piernas, que no es hábil al contragolpe, que es fácil de contraatacar y que no posee el mejor de los encajes, es inevitable pensar que el monarca Berchelt podría tener en frente una defensa demasiado por debajo de su nivel, en la que el retador sólo a base resistencia, coraje y contundencia con sus golpes de poder conseguirá ofrecer un choque algo interesante. Pese a ello, ambos no tendrán que esforzarse demasiado para evitar que los espectadores mexicanos cambien de canal para ver pelear a Miguel Román, probable siguiente oponente del campeón que pugnará también este sábado en un rodaje de resultado todavía más previsible y ante un adversario más asequible aún.
En la ceremonia de pesaje Berchelt marcó el límite de la división del peso superpluma, 59,000 kg, dando en la báscula Awuku 58,500 kg.