Daniel Pi
@BastionBoxeo
El ucraniano Oleksandr Gvozdyk (17-1, 14 KO) tenía que hacer la pelea perfecta para poder alzarse ganador en la unificación de coronas WBC-IBF del peso semipesado, pero ni él tuvo un combate sin fallos ni la pegada de su oponente le dejó opción. Y es que, en la madrugada del viernes al sábado en el Liacouras Center de Philadelphia (Estados Unidos), el ruso Artur Beterbiev (15-0, 15 KO) (en la imagen) se impuso por KOT en el décimo asalto de una interesante e igualada pugna, proclamándose monarca unificado, manteniendo su 100% de nocauts y mejorando aún más su relieve en el panorama boxístico internacional.
Los dos púgiles se embolsaron por este enfrentamiento 1.300.000 euros cada uno, habiéndose hecho un reparto 50-50 que se considera lógico en los choques entre dos titulares mundiales.
El combate se inició como se preveía, con Gvozdyk desplazándose y tratando de boxear en larga ante un Beterbiev que aceptó el papel de perseguidor, si bien en el round inicial los directos de mano adelantada del primero lograron frenar a su rival cuando alcanzaba la distancia media tratando de acortar los espacios. No obstante, Gvozdyk se llevó un primer susto en este episodio cuando el árbitro le realizó una cuenta al ser llevado a la lona, aunque aparentemente la caída había sido provocada por un forcejeo más que por un golpe. Así lo estimó también la Comisión Atlética del Estado de Pennsylvania, que tras ver una repetición anuló ese knockdown con el choque todavía en el segundo round.
Sea como sea, aunque “The Nail” Gvozdyk tuvo un buen arranque tirando de precisión y de frecuencia con los directos en variación de altura, acompañados de cambios en la dirección del giro, diagonales y esquivas de cintura, Beterbiev no estuvo nunca fuera del combate ni lejos de su contrincante en ningún momento. Al contrario, aprovechó su pegada y su gran selección de golpes para conectar ganchos de izquierda aislados, curvos enlazados cuando su oponente no completaba sus transiciones a posición defensiva rápidamente o crochés diestros a la contra cuando Gvozdyk intentó usar sus afilados jabs para tomar la iniciativa.
Ambos boxeadores tuvieron momentos de acierto en cada asalto, pero esta igualdad beneficiaba enteramente al mayor pegador de ambos, un Beterbiev que conectó peligrosos golpes de poder al final del cuarto round, que cuando cruzaban jabs impactaba con más contundencia y que ni siquiera cuando no tuvo la iniciativa dejó de conectar crochés diestros con excelente gestión de los tiempos.
Por ello, poco a poco Gvozdyk se fue desgastando ante Betebiev, que incluso estuvo dispuesto a ir más allá del reglamento con sus golpes en la parte trasera de la cabeza, acompañando cerrados hooks con su codo o empujando a su oponente. Aunque, ya en la segunda mitad, Gvozdyk hizo valer su gran técnica para lograr algún round más impactando directos de francotirador y siendo más activo, Beterbiev comenzó a preparar su victoria mostrándose más insistente con su directo al torso y con ganchos y uppercuts de ambas manos a esa misma región, puños cuyo efecto pareció intuirse a pesar de que el ucraniano lo trató de ocultar con la maestría de un veterano.
Pese a que los signos no fueron evidentes, en el noveno asalto Gvozdyk no pudo soportar más la merma y el agotamiento, por lo que, sin poder usar sus directos disuasorios ni su juego de piernas, recibió poderosas combinaciones de uppercut y croché que intentó frenar con clinches. De todos modos, en el décimo episodio llegó la conclusión tras tocar tres veces la lona: la primera por crochés y directos, la segunda por un gancho de izquierda y un curvo diestro (que le empujó hacia abajo más que impactarle) y la tercera por una nueva serie de rectos. Así, aunque se levantó otra vez, el árbitro acertó plenamente al detener el encuentro.
Con dos cetros sobre sus hombros, Beterbiev dejó meridianamente claro que no le importa qué nombres sean los que posean las otras coronas y que lo que desea es unificar los dos cinturones mundiales restantes sea contra quien sea que los tenga. En este sentido, vale la pena recoger unas declaraciones recientes de Eddie Hearn, promotor del monarca WBA Dmitry Bivol que declaró que estaría dispuesto incluso a dejar que su púgil combatiese fuera del paraguas de DAZN y en la plataforma de su rival (ESPN) con tal de que este choque se produzca. De ser ciertas estas palabras, la división estará emplazada en 2020 a otra mayúscula y extraordinaria pugna de unificación que terminará con cualquier duda sobre quién es el rey actual del peso semipesado.