Daniel Pi
@BastionBoxeo
Si el Wilder-Stiverne II y el Lipinets-Kondo son dos peleas que han abierto la puerta a considerable controversia, no será menos polémico el restante mundial que se disputará este sábado, en el cual, desde el Casino de Montecarlo (Mónaco), el campeón Dmitry Bivol (11-0, 9 KO) buscará la primera defensa exitosa de su título WBA del peso semipesado ante el australiano Trent Broadhurst (20-1, 12 KO).
La base de la controversia en esta pelea no sólo se encuentra en que el combate parece estar destinado a ser de un solo lado y en que Bivol no tendrá ningún problema en retener su cinturón, ya que lo que se pone en duda es la misma forma en que el ruso-kirguiso se coronó. Cuando Andre Ward se retiró de los cuadriláteros y dejó sus tres cinturones vacantes, entre ellos el de supercampeón WBA, la Asociación Mundial de Boxeo ordenó que su campeón regular, Badou Jack, y el titular interino Dmitry Bivol se midiesen en una pelea que terminaría con la situación de múltiples monarcas en la división. Con todo, Jack, en una decisión que ha levantado mucho revuelo en Estados Unidos por ser el artífice de la misma el promotor Floyd Mayweather Jr., optó por renunciar a su cinturón y al campeonato ante Bivol, en teoría para buscar una oportunidad con mayor bolsa y prestigio.
Entonces la WBA, con una densa trayectoria reciente de decisiones inaceptables y arbitrarias, elevó a Bivol directamente a la condición de campeón mundial absoluto, dándole el cinturón que había poseído Ward sin tener que pelear ni siquiera por él. Además, se le daba permiso para que su primera defensa fuese ante el citado Broadhurst, que se encontraba 11º en la lista mundial y que, a consecuencia de esto, pasaba en su acceso al campeonato por encima de boxeadores como Sullivan Barrera, Oleksandr Gvozdyk o Marcus Browne.
Dejando de lado las nefastas consecuencias que sigue acarreando la horrenda política de múltiples campeones emprendida años atrás por la WBA y que lo lógico hubiese sido que en el mundial combatiese Bivol contra el mejor clasificado, en este caso Sullivan Barrera, el hecho es inmutable ya y sólo queda mirar al presente y al futuro, centrándonos en el choque de este sábado, que emplazará al vencedor a un enfrentamiento obligatorio contra el mencionado púgil cubano.
Si bien la comparativa directa lleva a equívocos y resulta simplista, no deja de ser aclarador recordar que Bivol destruyó el pasado febrero en cuatro asaltos a un Robert Berridge que es el único oponente que ha superado a Broadhurst, al que noqueó en cinco rounds. Por lo demás, la diferencia en experiencia de calidad de ambos, a pesar de contar Bivol con sólo once combates, es muy grande. Y es que el brillante bagaje amateur de Bivol (fue oro en los nacionales rusos y en los mundiales en categoría cadete) ha sido complementado como profesional con combates ante competentes boxeadores como los estadounidenses Samuel Clarkson y Cedric Agnew o el hábil dominicano Félix Valera, mientras que del récord de Broadhurst no se puede destacar ni un sólo nombre, siendo algunos de sus adversarios de nivel realmente bajo.
Así, enfrentándose Bivol, que es considerado junto a Beterbiev y Gvozdyk como el futuro en mayúsculas de la división, a un Broadhurst que únicamente se encuentra clasificado en el top 15 por la voluntad de los organismos de tener la mayor diversidad de continentes y países representados en sus listas, difícilmente se puede esperar una pelea contendida, quizás ni siquiera que se prolongue demasiado. De hecho es más que probable que los potentísimos ganchos zurdos y los uno-dos del pegador Bivol y sus precisas entradas y salidas superen rápida y contundentemente a un Broadhurst que, más allá de una defensa dinámica eficaz, no tiene firmeza ofensiva ni audacia al contragolpe y posee un boxeo demasiado convencional para retar a la cumbre de la división.
Todo está listo para que ambos se suban al ring, dado que Bivol dio en la báscula 79,0 kg y Broadhurst 79,4 kg, justo el límite exacto del peso semipesado.