Daniel Pi
@BastionBoxeo
Si retrocedemos en el tiempo sólo unos meses, hasta los momentos anteriores al enfrentamiento entre el mexicano Saúl Álvarez (51-1-2, 34 KO) y Rocky Fielding, podemos encontrar negaciones tajantes realizadas por la cúpula de la promotora Golden Boy Promotions respecto a si el estadounidense Daniel Jacobs (35-2, 29 KO) iba a ser el próximo rival de Canelo, declaraciones de las cuales las más llamativas fueron en retrospectiva las del presidente de la compañía, Óscar de la Hoya.
Al ser preguntado sobre la posibilidad de un enfrentamiento Canelo-Jacobs en mayo de 2019, De la Hoya afirmó: “No, no en mayo, no en absoluto. No tenemos rival programado, pero no será Jacobs”.
Asimismo, el promotor insistió posteriormente: “Hay gente hablando sobre que el rival será Jacobs en mayo. No, no va a suceder en mayo. Tengo mis propios planes y no puedo revelarlos ahora”.
Volviendo al presente, cinco meses después, y muy lejos de lo expuesto, estamos a las puertas de presenciar el enfrentamiento entre Canelo y Daniel Jacobs por las coronas mundiales WBA, WBC e IBF del peso medio, triple unificación de coronas que el sábado se producirá en un atestado T-Mobile Arena de Las Vegas (Estados Unidos) con la retransmisión de DAZN en España.
Realmente las declaraciones de De la Hoya resultan sorprendentes, puesto que es habitual ver a los promotores mintiendo sobre sus supuestas intenciones de realizar peleas que, verdaderamente, no desean pactar, pero es mucho menos común verlos negar y volver a negar encuentros que están casi cerrados y que, además, son deseados por el publico. De todos modos, el uso de la mentira en aspectos que rodean a esta pugna no termina aquí, ya que “Canelo” ha realizado una falsa afirmación fácilmente refutable.
Y es que el contrato del enfrentamiento para este duelo observa la obligatoriedad, bajo una severísima multa, de que ambos contendientes realicen un segundo pesaje en la mañana del día de la pelea en el que no pueden superar en 4,5 kg el límite de la división, algo que Canelo, que ha sido un maestro de los combates a peso pactado, justificó diciendo que no era una decisión suya, sino una norma IBF que se debía cumplir por obligación:
“No es algo que yo pedí. Es una norma de uno de los organismos. No es cosa mía, es de la IBF de la que Jacobs defiende su título”.
Sin embargo, tal afirmación es una mentira flagrante y ridícula, dado que todo el mundo que sigue con cierto detalle los cambios de reglamentación de los organismos sabe que el segundo pesaje IBF no se realiza en la peleas que, como esta, son de unificación, decisión que la Federación Internacional de Boxeo tomó considerando que era de justicia quitar esta medida en los choques de monarcas teniendo en cuenta que su titular debía cumplirla pero no el campeón contra el que unificaba.
Finalmente, Jacobs confirmó que esta cláusula de rehidratación no fue situada en el contrato por las reclamaciones de la IBF sino a petición del equipo de Canelo, ya que estos saben perfectamente que el estadounidense es uno de los boxeadores de todos los pesos que más se rehidrata (se ha llegado a hablar de que Jacobs en alguna de sus peleas en el peso medio estuvo cerca de los 90 kg sobre el ring) y quieren minimizar su peligro. “Miracle Man” afirmó:
“Están buscando cualquier camino, aspecto y forma para conseguir una ventaja. Esto no es algo a lo que no estén acostumbrados. Este no es comportamiento de campeones”.
Podríamos debatir sobre si es justo o no limitar la rehidratación para esta pelea pero, al margen de eso, para muchos es inevitable sentir un cierto espíritu pesimista sobre el enfrentamiento a pesar de que, sobre el papel, es uno de los mejores posibles en el peso medio actual y dejará a una división casi totalmente bajo las manos de un mismo boxeador.
Aunque en lo deportivo y en las consecuencias el enfrentamiento sea interesante, muchos no dejan de pensar que no es el combate que debería producirse, puesto que existe una extensísima capa de aficionados que piensa que Golovkin, que pretendía unificar toda la división cuando Canelo atrasó el primer choque ante él alegando que le interesaban sólo las grandes peleas sin pensar en títulos, recibió la oportunidad sólo cuando su increíble rendimiento menguó mucho y se mostró vulnerable, sufriendo dos veredictos muy controvertidos ante un adversario que además dio positivo en control antidopaje.
Cambiando la situación radicalmente ahora, mientras parece que “GGG” intentará en adelante centrarse en rentabilizar lo poco que le queda de carrera, Canelo dice tener como único objetivo unificar la categoría y condiciona una tercera pelea ante el kazajo a que éste logre capturar una corona, pugnando el sábado ante un Jacobs que algunos ven sólo como una planeada víctima propiciatoria antes de una pelea por la etiqueta de monarca indiscutido del peso medio ante Demetrius Andrade, titular WBO.
Valorar a Jacobs como una pequeña piedra en el camino hacia la captura de las cuatro coronas no resulta una lectura que se corresponda a primera vista con la realidad, ya que dicho boxeador es un digno miembro de la élite del peso medio por su potencia, habilidad y tamaño, pero muchos consideran que da igual quién esté en frente de Canelo en Las Vegas, puesto que las cartulinas prácticamente están sentenciadas antes de que el primer tañido de la campana suene.
Jacobs se ha contradicho al hablar sobre si le preocupa o no la imparcialidad de los jueces, afirmando en ocasiones que no y otras que sí, pero todo el mundo sabe que es inevitable que en su mente ronde la posibilidad de ser otro perjudicado más por un veredicto polémico. Así, cuando le preguntaron si necesitaría un KO, Jacobs respondió: “Para conseguir un empate”.
Esta actitud es plenamente respaldada por un antiguo rival de Canelo, Erislandy Lara, que señaló respecto al Canelo-Jacobs:
“Es casi imposible a veces conseguir una decisión justa en Las Vegas para cualquier boxeador, punto”.
Aunque se piensa que el acuerdo de 365 millones de Canelo con DAZN será suficiente para contribuir a que los jueces sean incapaces de verlo derrotado, otros añaden además que no puede ser casualidad que los tres responsables del controvertido veredicto en la derrota de Golovkin ante el mexicano, Dave Moretti, Glenn Feldman y Steve Weisfeld, sean precisamente los mismos encargados de juzgar esta pelea ante Jacobs, acompañados como árbitro por Tony Weeks, quien permitió a Ward fusilar a golpes bajos a Sergey Kovalev y decretó un KOT tras uno de ellos.
Por otro lado, si bien por mantener las formas hubiese sido preferible elegir a otros jueces, quizás no sea necesario seguir fingiendo objetividad cuando el mismo WBC ha nombrado a Canelo “boxeador franquicia”, un espaldarazo a un púgil en activo que rompe cualquier pretensión de justicia deportiva al alzar, por encima de los demás, a un combatiente como el modelo y cara visible de un organismo que en teoría debería mantener la imparcialidad entre todos sus titulares.
Sin duda, reportándole este combate a Jacobs 13 millones de euros y teniendo aseguradas dos peleas más en DAZN a un mínimo garantizado de 3,5 millones de euros sea quien sea su adversario, no todos los elementos que le introducen en esta pugna resultan negativos pero, dejando de lado a los jueces, tendrá muy complicado también mostrarse nítidamente superior en un duelo que parece que se desarrollará igualado.
Obviamente, ante una pelea de tal trascendencia, ninguna de las partes ha querido explicar su estrategia, pero ambos parecen haber sugerido aspectos evidentes.
El entrenador de Jacobs, Andre Rozier indicó que la base para pelear contra Canelo o contra cualquier oponente más bajo era trabajar con el jab y la derecha y con el uppercut de mano adelantada y a partir de ahí ir desplegando los golpes curvos y el resto del repertorio. Teniendo en cuenta esto y cómo suele boxear el estadounidense, se espera que Jacobs trate de mantener los espacios, camine el ring, haga cambios de guardia y utilice su velocidad, reflejos y capacidad al contragolpe para intentar dar más de lo que reciba de Canelo.
De todos modos, aunque Jacobs considera que es más fuerte y que esto, sumado a su ventaja en altura y alcance (9 cm y 6 cm), le dará la victoria, y si bien se piensa que un buen jab, dinamismo y boxeo en larga es la clave para derrotar a Canelo, tras sólo poder ganar a Sergiy Derevyanchenko por escasísimo margen, habiéndose quedado mucho tiempo encerrado bajo la presión del ucraniano y recibiendo manos poderosas en los cruces de golpes, parece que el neoyorquino tendrá problemas claros al lidiar con los ataques de Álvarez.
Éste espera una pelea compleja al inicio, cuando la movilidad y la frescura del alto Jacobs estarán al máximo y necesitará descifrar su eficaz estilo. No obstante, dado que el boxeo de Canelo ha evolucionado mucho en cuanto a gestión de la distancia, variedad de recursos, uso de los bloqueos y esquivas y selección de golpes, y como es más peligroso cuando se le permite avanzar y pensar que cuando cede la iniciativa, se prevé que con el paso de los asaltos el mexicano pueda explotar la baja mano adelantada de su adversario, mermarlo con sus hooks en la media distancia y tener resultados clave con sus demoledores ganchos al torso.
Por todo ello, siendo la diferencia en las apuestas a favor de Canelo no excesivamente amplia (Jacobs está entre 2,75 y 4 euros) y siendo ambos boxeadores muy capaces, se espera una pugna contendida en la que será clave la capacidad de aguantar castigo de Jacobs, cuya resistencia a los golpes de poder es cuestionada, y el corte de ring de un Canelo que ha tenido problemas antes objetivos móviles, aunque si no es que antes el estadounidense sufre una merma decisiva, un duelo igualado desembocará en un veredicto muy previsible.
DAZN emitirá en España el Canelo-Jacobs desde la 1:30 h de la madrugada del sábado al domingo, produciéndose en el respaldo, entre otros combates, la participación de una de las mayores promesas de todos los pesos, el peso superligero Vergil Ortiz Jr. (12-0, 12 KO), enfrentándose al duro y fogueado Mauricio Herrera (24-8, 7 KO), que al no haber sido nunca derrotado antes del límite supondrá un test para la brutal pegada del púgil de 21 años.