José Manuel Moreno
@josemorenoco
No corren buenos tiempos para el campeón mundial en seis divisiones distintas y campeón olímpico Óscar de la Hoya. El californiano reconoció hace meses encontrarse en plena rehabilitación por el consumo de alcohol y drogas, y todo este proceso no le está beneficiando precisamente al emporio boxístico que creó en 2002: Golden Boy Promotions. Esta promotora, que lleva el nombre de guerra boxístico de su creador, se convirtió por méritos propios en la más importante del mundo, junto a la más antigua Top Rank del octogenario Bob Arum. Richard Schaefer es un avezado hombre de negocios suizo que hace tiempo que se convirtió en mano derecha del «Golden Boy» y director ejecutivo de la empresa. La relación de los últimos meses entre ambos puede estallar en cualquier momento hecha pedazos.
En Estados Unidos, epicentro del boxeo mundial, hay gran cantidad de información, por el momento solo rumores, de que las prácticas de Schaefer no han sido precisamente lícitas. Se informa que el F.B.I. está sobre la pista. Muchos le acusan, para empezar, de traición a De la Hoya, es decir, de actuar de espaldas a su jefe y además, de propiciar un trato de favor hacia el manager Al Haymon, que ha pasado en los últimos meses a manejar a gran cantidad de estrellas del boxeo, como Danny García, Adrien Broner, Amir Khan o Adonis Stevenson, a pesar de tener todos ellos contratos con firmados con GPM.
Ahí no queda la cosa, que se puede tornar en truculenta o directamente criminal, si se confirmara en algún momento el rumor de amaños de combates de los que se habla más allá del Atlántico. Entre medias, está la situación de diálogo entre dos viejos enemigos como De la Hoya y el viejo Arum, que Schaefer estaría torpedeando. La situación, desde luego, no pinta bien, y todo parece indicar que en cuanto De la Hoya retome de nuevo el mando, tendrá que tomar decisiones drásticas, la principal, cesar a su hombre de confianza hasta hace nada. Aunque, por otro lado, dicen de Schaefer que tiene siete vidas como los gatos…
