José Manuel Moreno
@josemorenoco

«No pasará del cuarto asalto» clamaba antes de la pelea Freddie Roach. «No pasará del noveno» repetía insistentemente Sergio «Maravilla» Martínez a todo el que le quería escuchar. Tenía razón Martínez. No iba a pasar del noveno, pero sería él. En realidad, ante 21.900 espectadores en entrada récord en el Madison Square Garden, en su mayoría seguidores de Cotto, todo pudo acabar en dos minutos y medio. El tiempo que necesitó el peleador boricua en arrojar literalmente a la lona a un Maravilla que era un pelele tanto por su inferioridad física como por lo extremadamente fuerte que salió su contrario. Ahí, con la izquierda de Cotto martilleando a un zurdo como el quilmeño, pudo acabar todo. Pero no estaba en contrato acabar por KOT por tres caídas en el mismo asalto, y casi fue peor para el argentino.
Martínez sobrevivió como pudo y por su inmensa hombría los dos épicos asaltos que vinieron a continuación. Incluso, se adjudicó el quinto (el único a mi entender de la pelea) en un arrebato de clase y genio. Pero fue un espejismo. Para colmo de males, se cortó en su ojo derecho. Y Cotto seguía, y seguía… como las famosas pilas, en una portentosa actuación, arriba y abajo, que no hay que quitarle méritos a pesar de los evidentes problemas físicos de Martínez. Y llegó una cuarta caída en el noveno asalto, y en el descanso, mientras Pablo Sarmiento, a grito pelado, intentaba convencer a Sergio que lo dejara, éste le suplicaba, le imploraba, que un asalto más, pero se impuso la lógica y Maravilla abandonó antes de comenzar el antepenúltimo round.

«El primer golpe en frío me mató, pido disculpas a todos los argentinos» afirmaba con una tranquilidad pasmosa el quilmeño, mientras que Pablo afirmaba «ante todo es mi amigo, y no podía permitir que siguiera, cuando llevaba tres asaltos con la rodilla en pésimo estado». En definitiva, tenemos a un puertorriqueño por vez primera campeón en cuatro divisiones y nos quedamos con todo lo grande y brillante que ha hecho Maravilla, que con lo inteligente que es («O gano o me voy, decía en la víspera) escogerá el lógico camino de ser promotor y manejador de chicos que algún día querrán tan grandes deportistas como él. Sergio, fue bonito mientras duró.

Por cierto, ¿adivinan el siguiente reto de Mayweather? Convertirse en campeón en seis divisiones, e igualar a De la Hoya y Pacquiao. Habemus Cotto-Mayweather II. Al tiempo.