Daniel Buedo
Nutricionista especializado en deportes de contacto
El boxeo es un deporte universal, habiendo dado grandes estrellas a lo largo de la historia cientos de puntos del mundo. A pesar de tratarse de una modalidad individual, el sistema de trabajo, así como el entorno, suelen ser decisivos a la hora de componer el estilo de un boxeador. Si tuviéramos que relacionar a un país con la más alta escuela olímpica en cuanto a técnica, ciencia y geometría del boxeo, estamos seguros que el primer país es Cuba. Y si hablásemos de combatividad y resistencia, de combates en la corta distancia, sin duda entonaríamos las famosas notas del himno de México, las cuales han precedido a algunas de las peleas más intensas de este deporte.
Los seres humanos funcionamos por condicionantes sociales, prejuicios e ideas preconcebidas, como muchos estudios así lo demuestran, el cerebro busca los caminos más cómodos y los mecanismos más sencillos para llegar a una conclusión final, no ajustándose muchas veces a la realidad. No podemos negarle a la escuela cubana el unir la ciencia y la matemática al noble arte de una manera exquisita siendo claramente identificables en su estilo, el creado por el Doctor Alcides Sagarra bajo la influencia soviética, una vez que Fidel Castro prohibió la práctica del profesionalismo en la isla. No por ello se anula el resto, pues coexisten, si bien podríamos nombrar púgiles como Diosbelys Hurtado, Yuriorkis Gamboa o Guillermo Rigondeaux, los cuales han asombrado al mundo con su depurado técnica, conjugada con un sobrehumana capacidad para esquivar golpes con una naturalidad fascinante. No por ello sería justo calificar como inferiores otras escuelas, ya que nunca veremos dos púgiles iguales, pues ninguna persona es exactamente igual. Como ejemplo de ello podríamos poner a un campeón mundial como Adrien Broner, quien por intentar copiar el estilo de Floyd Mayweather probablemente ha visto reducido su rendimiento, o los gemelos Charlo, los cuales a pesar de nacer con un cuarto de hora de diferencia tampoco son dos clones sobre el ring. Podríamos decir que si bien cuasi todos los boxeadores cubanos son muy técnicos, no todos los boxeadores técnicos del mundo son cubanos.
Y en el polo opuesto, el estilo que apasiona a los aficionados y a la televisiones que pagan las grandes bolsas del boxeo profesional, podríamos nombrar a Julio César Chávez, Erik Morales o Marco Antonio Barrera, los cuales con menos recursos técnicos que los cubanos saben aprovechar sus puntos fuertes para derrotar a rivales más técnicos. A principios de siglo, el británico Naseem Hamed «El Príncipe» se presentaba en Las Vegas como el gran referente del peso pluma, habiendo humillado a sus rivales con su insultante dominio. Aquel 7 de abril de 2001, un «asesino con cara de niño» de sangre azteca llamado Marco Antonio Barrera le propinó su primera derrota como profesional.
Adentrándonos en las diferencias entre estas dos escuelas, tenemos que analizar aspectos como la alimentación de cada uno de los países, la mentalidad y estilo de vida, la constitución física, o la metodología y la escuela de cada región. En cuanto a la alimentación, tal vez el aspecto que diferencia más a la cocina mexicana sería el picante, el chile en sus diferentes formas está presente a diario. Estudios científicos indican que las personas que ingieren y gustan de la comida picante son personas de carácter y y acción, valientes y activos. No encontramos otras diferencias en la alimentación ya que comparten muchos de los alimentos básicos, no obstante la situación de Cuba durante varias décadas de escasez y carencia ha podido influir negativamente en la fortaleza de una gran parte de la población cubana, ya que también estas carencias a nivel biológico pueden pasar de generación a generación.
Esta afirmación nos lleva a la constitución física, y tomando como referencia las palabras de técnicos cubanos, la inferioridad a la hora de encajar golpes de estos frente a los soviéticos fue lo que dio paso a su estilo móvil y escurridizo, caracterizándose los deportistas de Europa del Este por su imponente físico respecto a los caribeños, los cuales destacan más por su velocidad, debido a su composición muscular heredada de generación en generación.
Otro aspecto a estudiar sería el cultural y social, lo que da forma al carácter mexicano y cubano, porque también es importante la nación y la cultura en la crecemos, ya que conforma nuestra personalidad. El mexicano generalmente es emocional, de fuertes vínculos familiares y de amistad, y por encima de todo pasional, estando por encima la pasión de la razón, esto traducido en un cuadrilátero se plasma en un boxeo donde la frecuencia de golpeo y el encaje se unen a un mismo nivel. Muchos grandes campeones mexicanos han tenido vivencias traumáticas, como el asesinato de alguno de sus familiares a lo largo de sus vidas, lo cual también define su carácter.
El cubano es ocurrente, ingenioso, y lleva el ritmo en la sangre, por contra no suelen admitir críticas y sólo confían en su círculo más íntimo. Además, el hecho de que el boxeo sea para ellos una vía de escape del hambre hace que cualquier boxeador amateur de Cuba que pierda una pelea acabe llorando, ya que hay algo más en juego que un simple premio deportivo. Su gracilidad y armonía da un estilo fluido y basado en el juego de piernas, prevaleciendo la mente por encima del corazón.