Javier Royo
@JavRoyo

El fin de semana pasado Brooklyn albergó una pelea boxística por el título mundial de los pesos pesados por primera vez en 115 años en sesión doble en el Barclays Center. Charles Martín venció a Vyacheslav Glazkov por el título vacante de la IBF. Y en la pelea principal Deontay Wilder defendió su cinturón WBC noqueando al retador polaco Artur Szpilka en el noveno asalto. Un logro que representa para Wilder la victoria número 36 de una trayectoria profesional jalonada sólo con triunfos, 35 de los cuales sobrevenidos por nocaut.

El boxeador de 30 años de edad, nacido en Tuscaloosa, Alabama, trae consigo una historia que comenzó con todos los pronósticos adversos, pero impulsado por una incontenible determinación en la actualidad sólo cabe definirla por el éxito. Y no deja de rodar la noria. Porque Deontay Wilder está listo para alcanzar logros más notables en el noble arte.

El que fuera camarero de la cadena hostelera IHOP ingresó en el boxeo hace apenas 10 años, después de enterarse de que su primera hija, Naieya, nacería con una rara enfermedad de la médula, llamada espina bífida, y tomara conciencia de que necesitaría más dinero para su cuidado y tratamiento.

Mientras crecía en Tuscaloosa, Wilder soñaba con jugar en el equipo de fútbol americano Alabama Crimson Tide. El flamante campeón todavía piensa que podría haberse dedicado al fútbol o al baloncesto gracias a la Universidad de Alabama. La concepción de Naieya trastocó sus planes.

Wilder era un atleta natural pero su inminente paternidad provocó que el tiempo que dedicaba a entrenarse en el campo de fútbol y la cancha de baloncesto tuviera forzosamente que sustituirlo por trabajos en IHOP, en un restaurante Red Lobster y como conductor de un camión de la firma Budweiser. Así que abandonó la universidad. La primera vez que se acercó al boxeo, a la tardía edad de veinte años, Wilder no conocía siquiera el circuito de lucha amateur que los boxeadores debían transitar antes de hacerse profesionales.
«Yo no sabía nada acerca del boxeo amateur», dice el campeón de los pesos pesados del mundo una década más tarde.
Sin embargo Wilder aprendió rápido. Su gran alcance de 211 centímetros, su rapidez y la atronadora potencia que guarda en sus pesadas manos le catapultó a la cima de este deporte. Ganó en 2007 el concurso nacional de los Golden Gloves, la competición de boxeo amateur más importante de los Estados Unidos, en su decimosexta pelea. Al año siguiente ganó el bronce en las Olimpiadas de Pekín, de ahí su apodo ‘Bronze Bomber’ (‘El Bombardero de Bronce’), convirtiéndose en el único boxeador estadounidense que consiguió medalla en estos Juegos. Hizo su debut profesional en noviembre de 2008. En enero pasado, ganó por decisión a Bermane Stiverne el campeonato de los pesos pesados del Consejo Mundial de Boxeo (WBC), y trajo a los Estados Unidos el primer cinturón de esta división desde que Shannon Briggs lo perdiera en 2007. Su reciente victoria contra el polaco Szpilka ha sido su tercera defensa.

La fuerza motriz que ha impulsado a Wilder mientras surcaba el camino para ocupar su situación actual ha sido su hija. «Puede decirme algunas palabras dulces que harían llorar a un hombre crecido», dice. «Todavía me produce la misma inspiración. Ella todavía me motiva. La única diferencia es que ahora no es sólo ella -Wilder ha tenido tres hijos más-. Eso hace que el sentimiento sea todavía más fuerte». La salud de Naieya actualmente es buena y su progresión optimista.

El peso pesado de Alabama sabe una cosa con certeza. Que este es su año. El próximo objetivo profesional es Tyson Fury y los dos títulos mundiales que ostenta después de que destronase a Wladimir Klitschko el pasado noviembre. Con Wilder sosteniendo el cinturón del Consejo, los amantes del boxeo tienen sus esperanzas puestas en un enfrentamiento final entre los dos boxeadores. «Su victoria me sitúa mucho más cerca de la unificación de la división. Con Fury hemos estado promoviendo una pelea desde hace tres años. Ahora que tiene el resto de los cinturones, estamos mucho más cerca de que finalmente suceda”. El show organizado por el campeón inglés en la velada de Brooklyn sólo indica que la colisión va destinada a producirse este año siempre que Fury consiga defender sus galones en la revancha con Klitschko.

Muchos admiradores le han enviado agradecimientos porque su ejemplo les ha servido de inspiración para superar sus problemas en la vida. El ejemplo de un hombre que iba encaminado a hacer carrera en una cadena de comida rápida por amor a su hija y que tuvo el valor de entrar a una edad tan tardía en el boxeo. Y alcanzar el estrellato.