Daniel Pi
@BastionBoxeo
Era el favorito para hacerse con la victoria este sábado en The Armory de Minneapolis (Estados Unidos) y, efectivamente, Anthony Dirrell (33-1-1, 24 KO) capturó el cinturón vacante de campeón mundial WBC del peso supermedio, que ya poseyó ocho meses entre 2014 y 2015. Sin embargo, y aunque el combate fue entretenido y disputado, la coronación de Dirrell estuvo rodeada por cierta polémica tanto por la actuación superior a las expectativas ofrecida por el coaspirante turco Avni Yildirim (21-2, 12 KO), que algunos consideran merecedor del triunfo, como por las circunstancias de la victoria, ya que ésta llegó por decisión técnica en el décimo asalto.
Las cartulinas de los jueces hasta el citado round estuvieron divididas, dando un doble 96-94 a favor de Dirrell y un 98-92 totalmente inaceptable a favor de Yildirim, pudiendo ser razonable tanto la victoria de uno u otro por un asalto como el empate.
El planteamiento estratégico del enfrentamiento no provocó ninguna sorpresa, con Dirrell cediendo la iniciativa y apoyándose en los directos para contener a un Yildirim que avanzó sobre su oponente intentando conectar golpes de poder, inicialmente sin demasiado acierto. De hecho, pronto el turco se encontró con potentísimos contragolpes del local, que con duros uppercuts le obligó a retroceder todavía en el primer asalto.
Considerando que la agresividad de su adversario no suponía un gran peligro, el estadounidense incluso aceptó brevemente el intercambio de golpes o pasó al ataque, impactando duras derechas, pero el hecho de que Yildirim sólo supiese boxear hacia adelante hizo que la pelea regresase siempre a su esquema original, logrando el visitante eventualmente tener efectividad por mera insistencia y coraje.
No obstante, aunque Dirrell era superior en el uso de las piernas, en capacidad de contraataque, en precisión y en claridad de golpeo y con sus directos de ambas manos fue alcanzando repetidamente a Yildirim, éste, que durante los primeros episodios no pudo mantener el duelo en corta el suficiente rato y que cuando lo hizo ni siquiera se llevó siempre la mejor parte, comenzó desde antes del ecuador a tener cada vez mejores momentos ofensivos con sus combinaciones de gancho zurdo y directo y con sus series de hooks, que incluso parecieron empezar a desgastar a “The Dog”.
Así, alcanzando el último tercio las tarjetas se intuían muy igualadas, algo que en el ring se vio respaldado por contendidos intercambios en los que los dos boxeadores anotaron manos con nitidez, restando en valoraciones subjetivas en ocasiones si la astucia y eficacia de uno era superior al volumen de trabajo del otro. En cualquier caso, era evidente que Dirrell, por error o por obligación, estaba entrando en el juego de su contrincante demasiado en lugar de apoyarse en su superior dinamismo y en su buen uso del contragolpe, por lo que, tras algunos intensos asaltos, trató de mantener más los espacios aunque con resultados poco determinantes.
Sea como sea, en el noveno asalto Dirrell padeció, a causa de un choque de cabezas, un serio corte en torno a su ojo izquierdo, tajo que fue a más, haciendo que en el décimo round su aspecto fuese nefasto, extendiéndose en una ancha brecha por casi todo el párpado izquierdo, de modo que se decidió parar el encuentro e ir a la decisión técnica, que le dio el triunfo algo polémico al norteamericano.
De todos modos, aunque se puede estar más o menos de acuerdo con la victoria de Dirrell, no parecen acertados los reproches que señalan que en otras ocasiones algunos boxeadores han soportado cortes peores sin que se detuviese la pelea y que esta vez se recurrió a la decisión técnica únicamente para salvar la victoria del local, puesto que el corte realmente era grande y estaba en una zona peligrosa, siendo plenamente justificable la detención. Asimismo, que en otros momentos no se parase el combate negligentemente no debe poner en duda que en esta y en todas las demás ocasiones se tenga que respetar el reglamento y proteger la integridad del púgil.
Con el vacante cinturón mundial WBC del peso supermedio en manos de un nuevo dueño, en teoría el paso a seguir es la defensa obligatoria de Dirrell ante el titular en receso, aspirante obligatorio y anterior dueño de la corona del Consejo Mundial de Boxeo, el estadounidense David Benavídez. Según estaba planeado, el Dirrell-Benavídez, en el cual el segundo será clarísimo favorito, se debía producir hacia el mes de junio, aunque está por ver si las protestas de Yildirim, que pensó tanto haber provocado el corte con un puño como merecer el veredicto, no serán respaldadas por una orden de revancha del WBC.