
Foto: Esther Lin/Premier Boxing Champions
La resaca de cada fin de semana en el boxeo habitualmente nos deja a púgiles muy contentos, nuevos campeones muchos de ellos, algunas polémicas, propuestas de duelos futuros y otro aspecto que suele pasar más discretamente para los aficionados. Son las retiradas de los boxeadores. La gran mayoría decide dejarlo cuando, ya veteranos, intentan disparar una última bala hacia la élite; ante oponentes de segundo nivel, tratan de que una victoria les dé el gran cheque final antes de su retirada. Sin embargo, en numerosas ocasiones eso sale mal.
Es el caso de dos deportistas a quienes ya no volveremos a ver en el ring tras sus derrotas de este pasado sábado. Por un lado, Jarrett Hurd (25-4-1, 17 KO). El de Maryland, de 34 años, cayó por decisión dividida (Robin Taylor, la oficial que le dio ganador, debería ser inhabilitada de por vida) contra el venezolano Johan González (36-4, 34 KO). Hurd recibió una soberana paliza del Manotas y ha decidido colgar los guantes. Excampeón mundial superwélter IBF, es una pena que el estadounidense sufriera en sus carnes la nociva política de PBC, promotora caracterizada por no dar peleas a sus púgiles. Siete peleas en siete años es el lamentable bagaje del americano, desperdiciando buena parte de su mejor época.
Ya en Europa, otro excampeón, en este caso continental, también ha finiquitado su carrera. Hablamos de Tommy McCarthy (21-7, 10 KO), también de 34 años. El irlandés fue estrepitosamente noqueado por Steven Ward (15-3, 5 KO), un discreto británico, igual de veterano, que le pasó por encima. McCarthy fue poseedor del título europeo hace casi cinco años en un momento donde el cinto estaba barato, todo hay que decirlo. Ha anunciado, como Hurd, su retirada él mismo.
Mucha suerte a ambos en su nueva etapa al otro lado del ring. Tuvieron una brillante carrera pero llega la hora de colgar los guantes, aunque en el mundo del boxeo no hay que descartar que regresen.