Daniel Pi
@BastionBoxeo
El campeón mundial WBC del peso supergallo, el mexicano Rey Vargas (32-0, 22 KO), está en una posición un tanto delicada a pesar de que cuenta de su lado con multitud de elementos positivos, como un récord invicto para acompañar a su cinto y un sólido acuerdo con Golden Boy Promotions que le llevará a debutar este sábado en una retransmisión de DAZN desde el Fantasy Springs Casino de Indio (Estados Unidos).
Y es que, aunque antes de su coronación generó muchas expectativas que, en parte, fueron respaldadas con su victoria ante Gavin McDonnell, desde que capturó su cetro no ha vuelto a brillar. Muy al contrario, en sus defensas ante Ronny Ríos y, especialmente, contra Azat Hovhannisyan dejó un considerable número de dudas que, si bien no le han llevado a caer en las clasificaciones extraoficiales de la división, han menguado su valoración a ojos de muchos aficionados y le han dado a su reinado cierto aspecto de fragilidad.
Así, no son pocos los que creen que sólo si consiguiese alcanzar a finales de la temporada una triple unificación de coronas ante el ganador del previsto choque de monarcas entre Daniel Román y TJ Doheny (que se producirá probablemente en abril) podría lograr disipar todas las incógnitas que han generado sus fallos defensivos y el inadecuado aprovechamiento de su elevadísima altura para la categoría del peso supergallo.
Con todo, antes de poder soñar con tener colgados de sus brazos varios títulos, Vargas deberá sortear un complicado calendario de defensas obligatorias que quizás no le dé ante el gran público el merecido crédito pero que, de superarlo, podría afianzarle mucho como campeón y permitirle mostrar un renovado potencial.
Sus dos retadores oficiales serán, primero, el pegador Franklin Manzanilla (18-4, 17 KO), al que se enfrenará este sábado, y posteriormente el veloz Tomoki Kameda, púgil que derrotó por decisión unánime de los jueces a Abigail Medina el pasado noviembre en lo que era, de facto, una eliminatoria final.
Regresando al duelo de este fin de semana, el venezolano Manzanilla es uno de esos retos que resultan un riesgo muchísimo mayor de lo que supone su recompensa tanto en dinero como en prestigio, ya que el aspirante ha tenido una trayectoria bastante pobre hasta que en mayo su carrera dio un vuelco inesperado y drástico.
Aunque cuenta con algún triunfo de cierta valía, en el recorrido de Manzanilla los éxitos mayoritariamente han llegado ante boxeadores muy asequibles intercalados con derrotas ante los únicos púgiles de cierto nivel a los que se ha enfrentado, hasta tal punto que en su carrera no hay un momento en el que una racha victoriosa se extienda más de seis combates. Con todo, y sin poder pasar por alto que ha hecho prácticamente toda su trayectoria como visitante, en su última pelea derrotó contra todo pronóstico en México al excampeón mundial Julio Ceja, noqueador al que forzó a abandonar en cuatro asaltos para arrebatarle la posición de retador oficial que poseía.
Por ello, estando marcada su carrera por diferencias extremas, Manzanilla es, en definitiva, muy imprevisible, así que, contando además con mucha pegada y enfrentándose a un boxeador que ha sido alcanzando con claridad e incluso estremecido en sus últimos combates, resulta mucho más peligroso de lo que a priori puede parecer.
Si se tiene en cuenta simplemente la superioridad técnica y de tamaño de Vargas, éste debería poder utilizar sus directos y su directo-hook para castigar de forma decisiva los avances un tanto desorganizados de su oponente y establecer un firme dominio. Sin embargo, como tantas veces el titular mundial ha renunciado a sus ventajas para intercambiar golpes, ha desajustado su táctica y ha abandonado su frecuencia de golpeo, permitiendo que los rivales le acorten sostenidamente la distancia, Manzanilla, con su 94% de victorias antes del límite y su desbordante moral, tendrá una oportunidad para poner en peligro su resistencia y su reinado.
El Vargas-Manzanilla será emitido en Estados Unidos por DAZN, iniciándose la retransmisión del respaldo en torno a la 1:00 de la madrugada del sábado al domingo en hora peninsular española.