Daniel Pi
@BastionBoxeo
Combatiendo ante un oponente por debajo del nivel del top 15 y que había sufrido en marzo su primera derrota, antes del límite y ante un rival modesto, el puertorriqueño Ángel Acosta (19-1, 19 KO), campeón WBO del peso minimosca, hizo todo lo que pudo para que la inadecuada elección de rival por parte de su promotora no afectase su valoración deshaciéndose de Abraham Rodríguez (23-2, 11 KO) con un KO en el segundo asalto el pasado sábado en el combate estelar de un evento organizado en el Hard Rock Hotel and Casino de Las Vegas (Estados Unidos).
En el primer round Acosta evidenció, como siempre, su voluntad combativa, presionando a su contrincante y buscando golpes de poder sin precipitarse ni sostener una elevada frecuencia, mientras que Rodríguez intentaba, moviéndose mucho, no dar facilidades e incomodar con entradas y salidas. Pero, ya en el segundo round, la temible pegada de Acosta salió a relucir, sentenciando el choque cuando, al fallar un directo diestro, giró con su gancho de izquierda y alcanzó antes a un Rodríguez que buscaba ese mismo golpe, cayendo el mexicano aparatosamente a la lona y decidiendo el árbitro detener el combate sin realizar cuenta.
En teoría, Acosta ya debería haber realizado su primera defensa obligatoria, aunque no se puede esperar que ésta, al fin, le suponga la prueba de fuego que necesita su reinado, ya que actualmente el número 1 WBO es un Ryuji Hara que (más allá de que no ha vuelto a medirse a un rival de relieve desde que fue batido por KOT por Kosei Tanaka y Katsunari Takayama) no ha realizado ni una sola pelea desde que se midió en octubre de 2017 a un debutante, sorprendiendo cómo la Organización Mundial de Boxeo puede tenerlo como el púgil mejor clasificado si no es porque desea evitar peligros al campeón puertorriqueño.