Gabriel Campillo
Es de sobra conocido por todos los aficionados al boxeo, que una de las peleas que mantienen los boxeadores, aparte del propio combate, el la lucha contra la báscula. En su empeño por llegar siempre en la mejor condición posible, y sacar en la medida de los posible una (generalmente pequeña, pero no siempre) ventaja competitiva al rival, el boxeador suele realizar en los últimos días de su preparación el llamado «corte de peso».
Para los no familiarizados con esta práctica, el corte de peso consiste en bajar en poco tiempo, (generalmente suele hacerse durante la última semana) varios kilos, con el objetivo de cumplir con la báscula estando en un peso inferior al habitual, y volver al peso habitual en el intervalo de tiempo (generalmente algo más de 24 horas) que transcurre desde el pesaje hasta la pelea. De esta manera el peleador que haya realizado corte de peso antes de subir a la báscula, dispondría teóricamente de algunos kilos de ventaja sobre su rival. Y digo teóricamente porque, a día de hoy, la práctica totalidad de boxeadores profesionales realizan esta práctica.
Cabe destacar que el corte de peso no es un método de adelgazar. Su objetivo no es el de perder grasa (no se pierde ni un gramo) sino el de alterar los niveles de agua del organismo, para subir a la báscula con un cierto estado de deshidratación, y por tanto, pesar menos. Hay boxeadores que llevan esta práctica al extremo, y se dan casos de boxeadores que llegan a subir con deshidrataciones (y posteriores rehidrataciones) de más de 10 kilos. Aunque estos son casos extremos, y estamos hablando de pesos altos donde 10 kilos no llega a ser un 15% de la masa total, si que es habitual que en estos pesos (supermedios, semipesados, cruceros) las rehidrataciones sean de entre 6 y 9 kg. Así lo puede atestiguar el que escribe estas líneas.
Aunque en un principio, y como decía anteriormente, esta práctica se empezó a utilizar para sacar ventaja competitiva a los rivales, lo cierto es que en la actualidad todo el mundo realiza corte de peso, por lo que a día de hoy, es más un método de obligado cumplimiento si uno no quiere estar en desventaja. Nadie quiere meterse en un ring con un oponente con 8 o 9 kilos de ventaja sobre ti.
El método para realizar el corte de peso es sencillo, lo que no quiere decir que sea fácil en la práctica. Como decía anteriormente, el corte de peso empezará cuando quede una semana para el combate. En cuanto a alimentación, lo primero será limitar, y en ocasiones restringir totalmente la ingesta de carbohidratos. Esto se hace porque cada gramo de carbos ingerido necesita otros tres gramos de agua para almacenarse, por lo que deshaciéndonos de glucógeno y reservas de carbohidratos (quemándolos con el entrenamiento) y manteniendo un déficit en la ingesta, el organismo empezará a liberarse de una buena cantidad de agua.
Otro de los elementos que favorecen la retención de líquido es el sodio, por lo que el peleador en corte de peso no toma ningún tipo de sal. Algunos llegan al extremo de beber agua destilada, para evitar los electrolitos (sodio incluido) que contienen el agua mineral y del grifo.
En este estado de perdida de agua, el boxeador continúa realizando su sesión o sesiones de entrenamiento (una o dos según sea el peso a perder) que habrán sido suavizadas por la falta de energía que se siente por la falta de hidratos de carbono.
En contra de lo popularmente creído, un buen corte de peso no hace pasar sed al boxeador durante toda una semana. De hecho se empieza bebiendo los primeros días grandes cantidades de agua. Esto es para poner al cuerpo en modo «exceso de agua», y favorecer la eliminación de la misma mediante la sudoración y miccionado extras. Para haceros una idea, en un peso como el mío (semipesado) el primer, segundo y tercer día las cantidades a beber eran 8, 4, y 4 litros de agua respectivamente.
La sed se deja para los últimos tres/cuatro días, donde las cantidades se limitan a dos litros, un litro, y el día del pesaje prohibido el liquido hasta no haber subido a la bascula. Después de haber bebido 8 litros de agua el Domingo, unido a la falta de carbohidratos para mantenerlos, y de sal para fijarlos, uno pasa gran parte de la semana en el servicio…
La última semana también puede incluir sauna diaria, o sauna en los últimos dos o tres días si el peso está bajando adecuadamente. Los más afortunados no pisarán la sauna…
El control del peso actual y el numero de kilos o gramos que faltan para llegar al peso objetivo, será continuo y constante en esta última semana. El deportista debe mantener una total determinación y fuerza de voluntad, puesto que estos son, para la inmensa mayoría, los momentos más duros de toda la preparación.
El cuerpo y la mente pueden jugar malas pasadas en forma de ansiedad por la comida o por el agua, y echar al traste meses de esfuerzo constante. En estos momentos el boxeador esta bastante vigilado, aunque casi todos son grandes profesionales que saben hacer su trabajo y mantenerse enfocados en su objetivo.
Si la bajada de peso no va todo lo bien que debería y el peleador no esta perdiendo peso al ritmo que debiera, también esta el comodín del baño caliente diario antes de ir a acostar. El deportista se sumerge en la bañera muy caliente, en ocasiones saturada de sales para que la osmosis también saque líquido del cuerpo. Después de unos minutos, cuando el poro ya ha sido abierto por el calor, se va a dormir bien arropado.
Y por fin llegamos al día del pesaje, después de esta semana en ocasiones bastante dura, y siempre desagradable para la práctica totalidad de boxeadores. Es el sprint final. Este día casi todo se ve diferente porque solo queda un último esfuerzo: El entrenamiento final.
Sí, el día del pesaje también se entrena. Es un entrenamiento suave porque los deportistas ya no están con sus niveles de energía tan altos como les gustaría, y además ya van bastante deshidratados. Este último entrenamiento se realiza con plásticos (el tan famoso traje sauna). Por lo general el boxeador se limita a saltar a la comba en interior, para sudar rápidamente.
Suele ser incluso en su propia habitación de hotel antes de bajar al pesaje, o en el mismo gimnasio del hotel donde se aloja. Antes de empezar a saltar, sabemos cuanto peso debemos perder en ese último esfuerzo. Y por lo general, gracias a la experiencia y conocimiento de su cuerpo que el deportista llega a tener, suele saber cuanto tiempo de comba necesita para alcanzar el peso objetivo. Pero por si acaso, saltamos con nuestra báscula siempre al lado.
Una vez alcanzado el peso objetivo, ducha caliente para seguir sudando un rato más, y a cumplir con la ceremonia del pesaje. Espero que os haya interesado. Para no hacer el artículo demasiado largo, la segunda parte, la de la rehidratación, la dejaremos para un próximo artículo.
¡Hasta pronto!