Daniel Pi
@BastionBoxeo
¿Cuánto queda del “GGG” que conocimos? Esa es la pregunta central que gira en torno a la subida al ring que el próximo sábado realizará en el Madison Square Garden de Nueva York (Estados Unidos) el kazajo Gennady Golovkin (38-1-1, 34 KO), excampeón unificado WBA, WBC e IBF del peso medio.
La situación es compleja, puesto que el entonces considerado número 1 de la división, tras disputar las dos mayores peleas de su carrera ante un Saúl “Canelo” Álvarez que dio positivo en control antidopaje, salió de los duelos con un empate y una derrota muy polémicos, sin cinturones, truncado su sueño de unificar el peso medio, padeciendo críticas a su boxeo y, finalmente, emprendiendo un cambio en su comportamiento que no ha gustado a todos.
Respecto a esto último, después de firmar un acuerdo con DAZN de seis peleas valorado por encima de los 100 millones de euros, es innegable que Golovkin ha dado un giro a su actitud. Esto está ejemplificado en el despido de un Abel Sánchez que había sido su entrenador durante casi una década, pero también se ha mostrado en sus declaraciones mucho más secas, en sus implacables valoraciones de otros boxeadores e incluso en ocasiones por hablar en ruso en lugar de inglés con la prensa estadounidense, factores que a ojos de muchos le han alejado de la fama de “chico bueno” del boxeo que se le daba.
Especialmente duros han sido los términos de su ruptura profesional con Sánchez, que afirmó de Golovkin:
“No trabajaré más con Golovkin. Después de un gran recorrido de nueve años, récords establecidos, desarrollar una carrera de Salón de la Fama y hacer posible que firme un acuerdo de 100 millones con DAZN, él propuso e insistió en un insultante nuevo esquema de compensación. Mi dignidad y mi honor no me permiten dejarme apretar las tuercas de esa manera. Es desafortunado que ser ambicioso, desagradecido, sin ética, honor o integridad termine esta relación”.
Como casi siempre, hay dos caras de la moneda, y muchos creen que Sánchez no estuvo a la altura con sus instrucciones y su plan para las dos pugnas ante Canelo y que, por ello, Golovkin no tiene ni obligación de mantenerlo a su lado ni de otorgarle más dinero. Pero también son cuantiosos los que creen que si Sánchez ganó el 10% de las bolsas de Golovkin en los años en que éste era desconocido y cobraba poco, era razonable seguir pagándole esa cantidad ahora que el nuevo contrato le reportará más ganancias. En cambio, según se alega, Sánchez iba a ver reducido proporcionalmente su sueldo, ya que, aunque cobraría más que en el pasado, ya no sería el 10% de siempre sino una cantidad fija establecida por debajo de ese porcentaje.
Sea como sea, el cambio de Golovkin también ha conllevado otras muchas consecuencias, como la ruptura de las negociaciones para su fichaje por parte de ESPN (Arum afirmó que no les gustó su actitud) o como que se excluyese de su próximo evento la anunciada participación de su compatriota Daniyar Yeleussinov por, en teoría, hablar mal de él, algo que el prospecto ha negado. Por todo ello, Golovkin recientemente ha perdido el favor de muchos, si bien otros no pueden evitar sentir empatía, preguntándose si no es comprensible que esté enfadado después de lo vivido el último año.
Pese a todo, Golovkin sigue siendo uno de los grandes nombres del boxeo mundial y su poder de convocatoria parece estar intacto, tanto que se afirma que casi no hay ya entradas para su pelea del sábado ante el canadiense Steve Rolls (19-0, 10 KO), boxeador de limitado relieve pero cuya elección no ha impedido que el evento pueda llegar a tener más asistencia que el Wilder-Breazeale a pesar de que las entradas son más caras y de que se producirá justo una semana después de otra velada en el Madison, solapamiento de carteles que suele perjudicar al que llega después en el calendario.
Aunque no se sabe si el boxeo de Golovkin va a seguir deteriorándose aceleradamente, parece que Rolls no debería ser el boxeador que le aseste al kazajo su primera clara derrota, al contrario, es lo suficientemente competente para que “GGG” pueda probar su trabajo con el nuevo técnico Jonathon Banks (más conocido por entrenar durante años a Wladimir Klitschko) pero sin ponerle en peligros cruciales.
Es más, Rolls, que comenzó en el boxeo profesional a los 27 años tras una carrera amateur sólida pero no esplendorosa, es visto mayoritariamente como una víctima propiciatoria teniendo en cuenta que ha avanzado de forma interrumpida y que su único triunfo verdaderamente meritorio fue de forma dividida y ante Demond Nicholson. Por ello, y aunque el buen uso de los directos de Rolls y sus reflejos pueden generar algunas inquietudes tácticas iniciales, incluso una versión mermada del poderosísimo Golovkin debería poder presionar, encerrar y hostigar con golpes de poder a un boxeador sin experiencia ante rivales de nivel alto, que tiende a encimarse y cuyos recursos son limitados.
DAZN emitirá para España el Golovkin-Rolls desde las 3:00 h de la madrugada del sábado al domingo.