El exboxeador, entrenador, mánager, promotor de boxeo y compañero de televisión, Jero García, acaba de sacar una novela relacionada con el boxeo, llamada «Cola de lagartija». Le deseamos mucha suerte y mucho éxito.

Aquí está la nota de prensa de presentación:
El exboxeador y reconocido activista contra el acoso escolar Jero García presenta su primera novela: Cola de lagartija, un emocionante relato de superación ante la adversidad.

Una conmovedora historia de crecimiento y de segundas oportunidades que te noqueará el corazón. Jero dedica gran parte de su tiempo a divulgar en escuelas e instituciones de toda España sobre cómo afrontar y erradicar el bullying a través de su propia fundación, la Fundación Jero García – FAID.
«Hasta ahora uno sabía cómo pegaba Jero García, pero no cómo escribía. Y viene a hacerlo de un modo parecido: sin mentira». Fragmento del prólogo de Pedro Simón.

«A la mínima que bajes la guardia, esta novela te tumba. Real, dura y emocionante como la vida. Donde las hostias que más duelen no son las que se dan con guantes». Roberto Leal.

«Jero García (Carabanchel, 1970) es un tío que mola. Su verbo suena con la firmeza del que tiene conocimiento de causa; del que, como escribió su admirado Lope de Vega, lo sabe porque lo probó. Discurre libre de filtros, imposturas y derivados. No los necesita. Y, si bien no exhibe esa no-necesidad de artificios, sí que la transmite de una forma inconsciente y admirable. Campeón de España de boxeo, kick-boxing y full contact, entrenador con una vastísima experiencia, presidente de la Fundación FAID-Jero García, expresentador del programa Hermano Mayor, coach, actor y escritor. Jero, decía, es un tío que mola». David Gistau

Sobre Cola de lagartija: Todos somos un poco como Cola, el inolvidable protagonista de esta historia, porque todos, en algún momento de la vida, necesitamos ayuda y sentimos la necesidad de tenderle una mano a alguien. Esto es lo más extraordinario: ayudar a otro ser humano. No hay nada más bonito que recibir apoyo cuando lo necesitas. Cola se cayó muchas veces, pero todas consiguió levantarse. Y no solo para estar en pie, sino para seguir peleando. Eso es la vida. Hay que aprender a encajar más que a esquivar, porque no somos el golpe, sino lo que hacemos tras el golpe; no somos la hostia, sino lo que hacemos después de la hostia; no es lo que nos pasa, sino lo que hacemos con lo que nos pasa. Un debut narrativo sorprendente. La primera novela de Jero García es un relato extraordinario sobre un niño que, a pesar de tenerlo todo en su contra, es capaz de encontrar su sitio en el mundo.

Fragmento del prólogo de Pedro Simón: «Cola de lagartija tiene algo de Huckleberry y del chaval de El pico, del Lazarillo y de La leyenda del indomable, de rodaje de Scorsese en el barrio de Lucero y de cuaderno de notas de Mailer. Hasta ahora uno sabía cómo pegaba Jero García, pero no cómo escribía. Y viene a hacerlo de un modo parecido: sin mentira. Aquí la enseñanza impresa es la misma que cada día aplica entre sacos de boxeo, vendas, linimento y guantes: que, en la vida, la felicidad no tiene tanto que ver con las cosas buenas que nos pasan, sino con la gestión que hagamos de las malas. Este es un libro para los que aman el boxeo y combaten los golpes, para los que tienen hijos y han perdido la brújula, para los que vivieron un terremoto y fueron a refugiarse en una esquina, para todas esas periferias que jamás se creyeron el centro del mundo. Este es un libro -por encima de todo- para los que leen por el mero placer de hacer guantes».

Fragmento de Cola de lagartija:
«Cola de lagartija. Nadie recordaba quién le había puesto ese mote, pero le iba como anillo al dedo. Porque era puro nervio. No entendía cómo lo hacían sus compañeros de clase para estar sentaditos y calladitos. Cuando él lo intentaba, se le disparaba la cabeza. La sensación de tener el cerebro a mil por hora era peor que los golpes. Así que había aprendido que la única forma de conseguir algo de paz era haciendo la guerra. Y eso, en un barrio como el suyo, donde imperaba la ley del más fuerte, tampoco estaba mal del todo».