El combate que libraron Artur Beterbiev y Dmitry Bivol el pasado 12 de octubre era uno de los más importantes en los últimos años en el boxeo internacional. Los organismos mundiales se pelearon por aparecer en la foto de Beterbiev como ganador, cuando el púgil disfrutaba de la victoria.
A Beterbiev le acompañaba Ramzan Kadyrov, líder de la República de Chechenia. Una presencia especialmente llamativa, al tratarse Kadyrov de un partidario de Vladimir Putin, con el que colabora en operaciones militares en Ucrania.
Los cuatros organismos (WBC, WBA, WBO e IBF) eliminaron de sus clasificaciones a los boxeadores de origen ruso, a raíz del conflicto bélico en Ucrania. Las sanciones fueron retiradas de forma progresiva, con el WBC como entidad más reticente por su relación con los hermanos Klitschko. De esta forma, los organismos se aseguraron su correspondiente tasa de la bolsa de dos boxeadores de origen soviético como Beterbiev y Bivol.
Una decisión de carácter político que quedó olvidada para recaudar, incluso con la presencia de un aliado de Vladimir Putin. La IBF también está recibiendo críticas por ordenar que Beterbiev se enfrente al aspirante oficial, Michael Eifert, un rival que está lejos del interés deportivo de una revancha con Dmitry Bivol.
Con su afán recaudatorio y su escasa transparencia, no es de extrañar que los boxeadores prefieran posar con el cinturón «Undisputed» que creó Riyahd Season, que al fin y al cabo es quien abona las bolsas que perciben por subir al ring.
