Daniel Pi
@BastionBoxeo

Se considera que los boxeadores de las divisiones más ligeras tienen un recorrido potencial como púgiles profesionales muchísimo más corto que los combatientes pertenecientes a las categorías más pesadas, siendo quizás el ejemplo más evidente de la longevidad deportiva pugilística el peso máximo, donde no está fuera de lo común encontrar boxeadores con más de 40 años.

Y es que la explosividad, ritmo y movilidad que caracterizan a las divisiones más livianas son requisitos indispensables para vencer los duelos, por lo que un deterioro de estas cualidades empuja a acumular derrotas. Mientras, un peso pesado ralentizado, aunque igualmente estará en desventaja por su falta de rapidez, podrá seguir desenvolviéndose relativamente bien si tiene otras virtudes como la astucia, la resistencia o la pegada. Además, mientras que los boxeadores más ligeros tienen que sacrificarse muchísimo para marcar el peso y con el paso del tiempo pueden verse obligados a ascender varias categorías, exponiéndose a rivales más grandes a la vez que merma su velocidad, los peso pesado tienen una libertad casi completa respecto a sus requerimientos con la báscula.

No obstante, al margen de las apreciaciones generales que los teóricos del boxeo explican, siempre hay excepciones, como el siete veces campeón mundial IBF del peso mosca, y actual poseedor de dicha corona, el sudafricano Moruti Mthalane (37-2, 25 KO), que debutó en diciembre del año 2000 y que, de ese modo, lleva cerca de 19 años como púgil profesional, todos ellos militados en la misma división.

Es cierto que ha tenido parones en su carrera y que quizás no haya afrontado tantas guerras encadenadas como otros, pero lograr mantenerse a un nivel de élite durante casi dos décadas en una única categoría es una gesta para cualquier púgil, más aún para uno que milita en el peso mosca y que se ha enfrentado a nombres como Nonito Donaire, Zolani Tete o Johnriel Casimero, perdiendo de estos tres combates sólo el primero (su única derrota de los últimos 15 años).

Seguramente, expuestos sus números, muchos piensen que Mthalane tiene que colgar los guantes, puesto que es cierto que acumular castigo durante tanto tiempo de ninguna manera puede ser bueno para la salud. Sin embargo, no hay que olvidar un aspecto crucial: Mthalane no es una piedra de toque o un retador con más o menos aspiraciones, sino un campeón mundial que en el último año ha truncado el invicto de la mayor promesa boxística paquistaní, Muhammad Waseem, y ha derrotado antes del límite a un sólido pegador japonés como Masahiro Sakamoto.

Precisamente hablando de Japón y de los púgiles nipones, Mthalane intentará lograr este lunes en el Korakuen Hall de Tokio (Japón) la octava corona mundial de su trayectoria ante un complicado oponente, el local, aspirante oficial IBF, Masayuki Kuroda (30-7-3, 16 KO), ocho veces campeón de su país.

El retador no está tan fogueado como el titular, pero igualmente Kuroda ha desarrollado una carrera larguísima, con 14 años en el pugilismo de pago y con enfrentamientos ante rivales como el dos veces retador mundial Shin Ono (al que venció), el exnúmero 1 minimosca Ryoichi Taguchi (ante el que empató) o un gran conocido de las divisiones más ligeras como el argentino Juan Carlos Reveco (ante el que perdió a los puntos). Así, Kuroda no tendrá una enorme desventaja en experiencia, pero igualmente no se confía plenamente en su victoria.

Esto es así debido a que se considera que si tuvo muchos problemas ante adversarios por debajo del nivel de Mthalane, el duelo mundialista le vendrá grande. De todos modos, tarde o temprano el sudafricano se encontrará con un muro en su rendimiento, como todos los demás púgiles veteranos, y la efectividad de su boxeo menguará hasta el punto de costarle su corona y su racha de triunfos, y cuantas más temporadas se prolongue su trayectoria más cerca estará de ese fatídico momento.

Además, Kuroda ha hecho sparring con púgiles como Naoya Inoue o Ken Shiro y confía en una evolución en su boxeo, especialmente, en cuanto a una mejor actitud mental para afrontar una pugna, por lo que, peleando además en el mismo recinto en el que ha combatido 30 veces en su carrera, su confianza está muy alta.

Aun así, y aunque ha realizado declaraciones en las que se intuye que pretende centrarse en realizar buenas transiciones a posición defensiva y ganar asaltos sin sobreexponerse, táctica que parece la adecuada, su entrenador ha afirmado lo contrario, que espera una dura batalla de intercambios, justamente el peor escenario posible para Kuroda, ya que Mthalane es más resistente, sólido y potente. Por ello, parece que habrá que esperar a ver qué pasa sobre el ring para conocer las posibilidades definitivas del japonés, dado que cuantos más riesgos asuma en la distancia corta más tendrá que confiar en que el encaje, el ritmo y el fondo físico del monarca se deterioren súbitamente hasta permitirle llegar a una lectura de cartulinas más positiva para los intereses locales.