José Antonio Lázaro-Carrasco
Hace unos días, concretamente el pasado 27 de Enero, se cumplían 18 años del fallecimiento de mi amigo Pedro Carrasco, de aquel boxeador del “bolopunch”, de aquel muchachito guapetón y simpático conocido por “El marino de los puños de oro” que realizó su servicio militar en la Marina Española y que conquistó casi todos los corazones femeninos de la época.
He esperado unos días para poder valorar quiénes han sido capaces de refrescar su memoria, de poner unas líneas como testimonio de afecto y amistad, ese vínculo que Pedro regalaba generosamente y que servía por aquel entonces para “hacerse la foto” con el Campeón.
Pues bien, lamentablemente y como casi siempre suele suceder en este deporte llamado Boxeo, han sido los de costumbre, probablemente los menos obligados, los que menos le debían y los que una vez tras otra demuestran su afecto por el Boxeo y sus gentes, los que le han recordado con el afecto que en vida le dedicaron, no voy a nombrarlos pero en mi nombre y en el de Pedro: Gracias.
Solo quiero añadir que Pedro Carrasco cuantas veces le solicité ayuda, ni lo pensó, casi podía llegar a ofenderse si no lo hacía. Siendo ya figura y Campeón mundial le pedí su participación en varios homenajes, a Pampito, Tunero, Donoso etc. Eran eventos donde las recaudaciones se destinaban íntegras para el homenajeado, pues Pedro Carrasco pagaba su entrada y hacía tres o cuatro asaltos de exhibición con quien fuera. Una vez casado con Rocío, la llevaba para que su presencia fuera un incentivo más de estos eventos, jamás admitió nada a cambio.
Eso y más hacía en pro del boxeo en una época donde el aforo del local, cuanto más, mejor. El nombre de Pedro Carrasco en el cartel significaba que había que darse prisa en sacar las entradas por que se agotarían seguro, donde la reventa hacía su agosto y donde se llenaban los palacios de deportes de Madrid, Barcelona y cualquier ciudad importante.
Fue muy afable, simpático, carismático y de un gran corazón, su deje andaluz y su vocecilla atiplada escondían sus cualidades como boxeador valiente y cerebral, al tiempo que gran pegador, pero por encima de todo esto fue un gran amigo de sus amigos. Una excelente persona muy generosa con el Boxeo y sus gentes.
La mal llamada prensa del corazón sí le ha dedicado varios días de recuerdo, pero ese tipo de alusiones no son las mejores para ”uno de los nuestros“ como nos denomina mi amigo Gonzalo Campos. Si queremos ser respetados, si queremos que se nos tenga en cuenta, si queremos que la prensa nos dedique más y mejor tiempo, tenemos la obligación de reconocer y recordar a nuestras figuras y a todos aquellos que con su buen comportamiento edificaron un Boxeo mejor.
Pedro Carrasco fue uno de ellos y quienes vivimos esa manera de entender el Boxeo estamos sin excusa obligados a hacérselo llegar a las nuevas generaciones que entrenan cada día llenos de esperanza para que pueda servirlos de modelo.
Desde mi interior parece que te oigo decirme “Déjalo tocayo, no me hace falta eso que dices”, Pero Pedro no es por ti es por mí y mi propia conciencia que me obliga a ser al menos agradecido con gente como tú y sobre todo que las nuevas generaciones sepan algo más de ti , que si ganaste este o aquel combate, que tras cualquier boxeador hay un hombre y si es como tú. Un Gran Hombre.
Descansa en paz y ten por seguro que la familia del Boxeo te tiene muy presente aunque continúa siendo bastante desagradecida.
Hasta que Dios disponga que volvamos a encontrarnos.