Daniel Pi
@BastionBoxeo
Ha transcurrido casi un año exacto desde que el campeón mundial unificado del peso medio Gennady “GGG” Golovkin (38-0-1, 34 KO) y el excampeón del peso superwélter y del peso medio Saúl “Canelo” Álvarez (49-1-2, 34 KO) se vieron las caras por primera vez, estando emplazados este sábado a escribir un segundo libro en su competencia en el mismo recinto en el que cruzaron guantes en su polémico empate de 2017: el espectacular T-Mobile Arena de Las Vegas (Estados Unidos). De todas formas, aunque normalmente tras un empate las cosas pueden parecer estancadas hasta la resolución en la pelea de desquite, lo que ha sucedido en los últimos doce meses ha dibujado un segundo enfrentamiento entre ambos totalmente diferente.
Mas allá de la cesión de su cinto IBF por parte del kazajo, las protestas de su entrenador por el vendaje utilizado por “Canelo” en el primer combate o la pretensión de éste de usar en la revancha guantes a medida sin probar al máximo nivel, el cambio drástico ha venido motivado por un único, pero enorme, motivo como el doble positivo en control antidopaje del mexicano. Este tema ha hecho correr no ríos o mares de tinta, sino gigantescos océanos, sucediéndose las fervientes defensas de los seguidores de Álvarez con las duras acusaciones por parte de sus detractores, pareciendo que la polémica ha encendido los ánimos más que cualquier otra competencia desde la era de la máxima rivalidad entre Mayweather y Pacquiao.
En cualquier caso, si bien han habido intentos de igualar el doble fallo en test antidopaje de “Canelo” con las severas palabras de Golovkin, pretendiendo absurdamente que la falta es la misma o equivalente, la imagen de Álvarez ha salido indudablemente muy menoscabada, algo a lo que ha contribuido él mismo con las más ridículas explicaciones para justificar su positivo.
Pese a que Canelo aseguró ante la comisión de Nevada al principio que desconocía el problema de la carne contaminada en México, posteriormente señaló que todo el mundo conoce en el país dicha situación y que Golovkin es un ignorante por acusarlo a través de ello. De todos modos, esta sorprendente contradicción no ha llamado tanto la atención como el hecho de que la familia de su entrenador posee un negocio de carnicería y que inevitablemente debería conocer los riesgos y suministrarle carne con las máximas garantías, teniendo además el dinero suficiente Álvarez como para importar la mejor carne desde cualquier rincón del mundo.
También, resulta difícil no preguntarse cuál es el motivo de que sólo esta vez haya dado positivo a pesar de que siempre ha comido ternera mexicana, habiendo cambiado únicamente en dicha ocasión que VADA inició sus controles antidopaje antes de lo habitual, previamente al inicio de los entrenamientos, cuando los tramposos completan sus ciclos antes de aprovecharse de sus beneficios para comenzar a prepararse para una pugna.
Por otro lado, las cuestiones extrañas no terminan aquí, ya que no dio positivo en un duelo ante un boxeador modesto y sin esperanzas sino en el mayor combate de su carrera, al igual que Francisco Vargas o Luís Nery. Además, los científicos no se ponen de acuerdo al asegurar qué cantidad de carne contaminada es necesaria para poder dar un positivo equivalente al de la microdosis o al de los residuos de un fin de ciclo de dopaje, al igual que tampoco hay certezas sobre el tiempo en el que el organismo puede eliminar el clembuterol o si el análisis de pelo puede dar lecturas inequívocas, puesto que simplemente el color del mismo conlleva siempre diferentes valores.
Asimismo, no resulta fácil comprender cómo es que nunca una boxeadora mexicana de la élite ha dado positivo por clembuterol, o por qué en otros países con problemas similares en la carne, como en Estados Unidos, los púgiles no dan positivo por las sustancias, incluso más potentes que el clembuterol, que se suministran a las reses.
En cuanto a la reacción de las instituciones, ¿por qué la WBA y la WBC aseguraron que Canelo era inocente antes incluso de comenzar a investigar y en cambio suspendieron a Lucas Browne por un positivo en clembuterol?, o ¿por qué los organismos del boxeo perdonaron un positivo por una cantidad de clembuterol superior a la que en otros deportes conllevó una tremenda sanción? Finalmente, ¿por qué se pasa por alto que una cantidad incluso menor de clembuterol puede ser utilizada como agente enmascarador de sustancias todavía con mayores efectos? Ante todas estas preguntas y este tema tan complejo, la última y quizás más contundente respuesta la ha dado un boxeador, y precisamente mexicano, “El Gallo” Estrada, que ha afirmado que come ternera mexicana siempre y nunca ha dado positivo en control antidopaje simplemente porque “no se la inyecta”.
Aunque se dice que la revancha servirá para que “Canelo” pueda redimirse o borrar el pasado, esto resulta falso, puesto que no cambiará lo sucedido lo que consiga en este encuentro, ni siquiera si logra un KO, ya que los que piensan que en la primera pelea se dopó lo seguirán pensando, al igual que los que dicen que los jueces le robaron al kazajo, mientras que quienes piensan que es inocente lo seguirán considerando incluso si es noqueado, al igual que los que creen que Álvarez se impuso en el primer encuentro.
En este sentido, si bien algunos creen que Canelo ahora está “limpio” y pase lo que pase en su combate lo conseguirá por sus méritos, no todos están de acuerdo, ya que en esta ocasión antes de comenzar el campamento de entrenamiento no dio positivo en control antidopaje entre otras cosas porque no fue sometido a ningún test, manteniéndose desparecido en algún lugar de México antes de la firma del contrato y antes de acordar nuevos controles VADA, saltando directamente a Estados Unidos para su entrenamiento una vez que un eventual ciclo ya habría sido eliminado de su organismo. Por otra parte, estudios demuestran que los efectos de las sustancias dopantes se pueden mantener durante años después de haber dejado de tomarlas.
No obstante, aunque pase lo que pase no se borrará esta mancha en la trayectoria de Canelo (hay que tener en cuenta que una extensa capa de expertos sospechaba que éste se estaba dopando desde hace muchos años), la pelea sí marcará un punto de inflexión decisivo en cuanto al legado que ambos boxeadores dejarán en los libros de historia y en cuanto a la opinión que generarán sus carreras una vez que estas terminen.
Y es que, Golovkin, al que tantas veces se le ha reprochado el nivel medio de sus retadores, necesita una gran victoria en su trayectoria ante un futuro miembro del Salón de la Fama para evidenciar que es el mejor de su era y evitar que no se minusvaloren sus logros, mientras que “Canelo”, además de sentir la presión de las críticas, está obligado por su juventud, y según los precedentes de los grandes púgiles de la historia, a vencer al boxeador que ha pasado ya el punto culminante de su rendimiento y a demostrar que es capaz de ganarle en buena lid y sin dudas.
Sea como sea, el ambiente está tan enrarecido y los antagonismos son tales que seguramente la polémica todavía dé para mucho rato, ya sea por cómo es el vendaje de Canelo (en la primera pelea el entrenador de “GGG”, Abel Sanchez, asegura que se le pusieron a Canelo, en lugar del máximo permitido de 3,65 m de venda de 5 cm de ancho, un total de 18 metros) o por lo que sucederá sobre el ring en la que para ambos será su última pelea bajo contrato con la cadena HBO.
Asegurándose que quiere venganza (es difícil entender, habiendo dado positivo en test antidopaje, su deseo de vengarse únicamente por las airadas palabras de alguien que se siente engañado y perjudicado), Canelo, su entrenador y su promotor apuntan a un KO con el que tratar de sellar este asunto, victoria antes del límite que es un objetivo al que también apunta Golovkin, al margen de la animadversión, por el deseo de evitar las cartulinas.
Así, se deben esperar modificaciones estratégicas destinadas a lograr un serio desgaste y continuados impactos con golpes de poder. En el caso del monarca WBC y WBA Golovkin, se sabe que ha estado trabajando con mucha intensidad su jab, y se dice que ha noqueado a varios sparrings y ha amedrentado a otros con dicho puño, siendo consciente su preparador de que tienen que intensificar sus acciones mucho antes que en el primer choque, efectuar un mejor corte de ring y ajustar los tiempos de ataque para tener mayor eficacia con los hooks al hígado. Por su parte, el entrenador de Canelo ha apuntado a una mayor actividad ofensiva, creyendo que con una aumentada frecuencia de golpeo podrán evitar que la pelea se mantenga pareja, pretendiendo también forzar acciones, quizás amagando con mantener el terreno, en las que conectar un contragolpe decisivo.
En cualquier caso, ya sea por ver pelear a los dos mejores peso medio de la actualidad, por ver el afianzamiento de un sólido número 1 de la división, por ver uno de los combates del año o simplemente por conocer cuál será el emocionante desenlace de esta tensísima competencia, todo parece indicar que el Canelo-Golovkin II cumplirá con las máximas expectativas, mejor que el primer duelo, y ofrecerá una pelea para el recuerdo que dará muchas décadas después de su disputa nuevos motivos para enriquecer los debates a los que el noble arte tanto se presta.
En cuanto a la ceremonia de pesaje, ambos superaron su paso por la romana de forma exitosa, parándola Golovkin en 72,393 kg y Canelo en 72,302 kg. Tras subirse a la báscula, cuando llegó el turno del careo entre ambos, Álvarez se acercó a un estático Golovkin y puso su frente contra la de su rival, siendo separados los dos boxeadores por los miembros de sus equipos. La emisión del evento en Estados Unidos por HBO se iniciará a las 2:00 de la madrugada del sábado al domingo en hora peninsular española, pero el combate estelar está programado entre las 4:30 y las 5:00.